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San Miguel Arcángel: Líbranos de aquellos que vagan por la tierra buscando la ruina de nuestras almas. (Oración medieval) |
Santoral del día 29 de septiembre: Arcángeles Miguel (el defensor y protector), Gabriel (el anunciador) y Rafael (el acompañante). La tradición católica habla de ángeles y arcángeles (sí, parece que en el cielo también hay categorías y estratos), como unos seres mediadores entre la Divinidad y la Humanidad. Mensajeros y protectores de los mortales. Y muchas veces decimos que hay personas que son como ángeles, porque se aparecen de repente en nuestro camino, y nos libran de peligros, nos acompañan en el camino y nos anuncian buenas nuevas.
Tal día como hoy, hace exactamente 16 años, aterricé en Madrid-Barajas, desde la puta mierda la otra orilla del Atlántico, cargado de ilusiones, sueños, propósitos y metas. Mucho ha llovido desde entonces y mucho se me ha mojado el rostro y el alma. Muchas cargas se quedaron por el camino y distintos rumbos ha tomado el camino. Y siempre, siempre, he tenido al lado a esos ángeles de carne y hueso que con sus palabras, con su aliento, con su crítica, con su cariño, me han ayudado a sortear tantos precipicios y han compartido tantas alegrías.
A veces hay que creer en las coincidencias, o en el karma, o en el destino. Uno emigra un día, aparentemente como otro cualquiera, porque había cupo en un avión o porque era viernes, y resulta que ese viaje no es como uno quiere, sino como debía ser. Y coincide con seres vivos y reales, con nombre de Arcángel y ojos azules; y también con un angelito de ojos verdes; con Amigos, humanos, simplemente humanos, leales, generosos; con angustias, tropiezos, desfallecimientos... que esos mismos humanos/divinos se encargan de ayudar a desaparecer e indicarte el camino.
Y por eso no me arrepiento de haber emigrado, porque estoy seguro de que era (y es) el camino de mi aprendizaje vital, al menos hasta ahora. Porque había que acercar esas dos orillas para conocerlos, para sentir, amar y aprender. Y porque sé que a ambos lados del océano y arriba en la esfera celestial, cuento con los suficientes seres alados y humanos para andar seguro por el mundo.