miércoles, 30 de diciembre de 2015

Zaragoza, ciudad de las (in)culturas.



Los zaragozanos necesitan algunas (o muchas) lecciones de civismo y urbanidad. 

No basta con una campaña de vez en cuando (como la de estos días decembrinos), sino ir educando desde la casa y desde la escuela. Recuerdo aquello de que a un niño se le comienza a educar 20 años antes de que nazca. Y ¿cómo educar a los jóvenes, si los mayores arrojan la basura, los sobres de azúcar, las servilletas, las colillas, los chicles, las latas... ¡todo al suelo!? ¿Cómo impedir que los chavales suban los pezuñas pies a las sillas de los buses y los cines? ¿Quién enseña que las alfombras no se sacuden por la ventana, arrojando el polvo a los vecinos de abajo y a los viandantes? ¿Quién le dice a los mayores que las filas hay que respetarlas?





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