sábado, 24 de noviembre de 2012

Ven, Miguel


“Han llamado a la puerta, y no, no era Miguel 
tampoco esta vez. ¿Por qué no viene, por qué 
es imposible que venga? Le estoy esperando siempre
 para hablar como tan sólo podría hablar con él. 
¡Le necesito tanto! Porque él resolvería
con un solo zarpazo lo que no logro entender.
Han cambiado los tiempos, ¡vaya si lo sé!, 
y ahora está tan de moda jugar al ajedrez 
que añoro aquella furia solar y aquel tajante 
distinguir al íbero toro del manso buey. 
Barajo y más barajo sus versos abrasados 
mas su verdad radiante despierta aún más mi sed 
de tenerle aquí al lado, para luchar, y ser”.


Gabriel Celaya (Guipúzcoa, 18 de marzo de 1911- Madrid, 18 de abril de 1991)
Esta poesía la dedicó Celaya a su amigo Miguel Hernández (pero hoy, la encontrarla,   solo  puedo acordarme de mi ausente Miguel)

2 comentarios:

  1. las despedidas siempre son duras
    lo triste y esperanzador es que con el tiempo llegamos a superarlas

    miblogbyamo.blogspot.com

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  2. Ya sabes que estas separaciones de la vida y la muerte, no por ello menos injustas y dolorosas, desde la fe, son meramente transitorias... nos volveremos a encontrar con todos ellos, y nuestro mejor homenaje es llevarlos en el altar escondido de nuestra memoria y nuestro corazón.

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