sábado, 7 de julio de 2012

¡Me pone de los nervios!

Me pone de los nervios la gente que no respeta el espacio personal. Me refiero a aquellos que para hablarte tienen que estar a cinco centímetros de tu cara y te obligan a recibir su aliento a cerveza y sus babas indeseadas. Aquellos que se te cuelgan del brazo, del cuello o de donde primero agarren, para contarte en la barra del bar una historia personal y se van "por los cerros de Úbeda", ramifican hasta el infinito una historia que ni te interesa, ni te importa, ni tiene gracia, y la narran a un volumen propio de un concierto de heavy metal. Y, claro, como uno es tan educado, tiene que aguantar estoicamente a una mujer que no encuentra cómo contar lo más interesante que le ha pasado en los últimos cuarenta años, con una cantinflada de este estilo:

Ay, que contenta estoy! Fíjate que el viernes pasado fui a un bar de la calle Heroísmo, ese que tiene cabaret, y allí estaba fulanito, que es gay y actúa allí -pero está muy bueno- y menganito que es hetero porque está casado, y llevaba un tanga de lentejuelas, y me tomé una cerveza, y el fulanito me presentó a un hombre que estaba en la barra dándome la espalda, y me dio su tarjeta personal con el teléfono, y la guardé en el bolso, y el tío se fue, y me tomé otra cerveza. Y al rato vino y me dijo que me conocía de antes, que me había visto en otros bares (es que la tía es muy de bares), y me acompañó, y yo como que no, y al otro día me llamó y quedé con él, y nos tomamos unas cervezas en ese bar de aquí del barrio, en la calle de arriba, y al otro día me llamó y me dijo que lo había pasado muy bien, que si volvíamos a vernos, y yo sacándole excusas al hombre, muy majo, de 64 años, con su pantalón color (ya no me acuerdo el nombre de la fruta), que si mi madre tiene diarreas, que me doblé el tobillo, hasta me lo vendé para que viera que no es mentira, y le dije que mejor por aquí, que su ascensor está estropeado, pero claro, ya me ésta gustando quedar con él, es que en la tele no hay nada, fíjate que pillé un canal nuevo y era una peli con una tías muy blancas, con unas tetas así de grandes, que estaban con un tío con una polla como un lomo embuchado, que no sé como aguantan tanto rato sin venirse..."

-"Entonces, ¿qué? ¿Follaron?", pregunto (me refiero a ella y el tipo del bar), a ver si se centra y termina, a la vez que el camarero se troncha de risa.

-"Hombre, que no me interrumpáis, que os lo estoy contando con mucho cariño".

Hago mutis por el foro y le corto el rollo, que ni me interesa, ni me importa, ni tiene gracia.  Y dejo allí al camarero (más que camarero, amigo), en su bar, con la retahíla, pues no soporto más la escena. Es lo máximo para una mañana sabatina de verano. Antes de mandar a la mujer a tomar viento por los cerros de Úbeda (o directamente a tomar por c...).  Que uno es muy educado.

1 comentario:

  1. ¡Hombre, que no te pega ser tan desagradable...jejejeje! Que te tengo por una persona más equilibrada y paciente, como corresponde a la longevidad y experiencia de la vida de MERLÍN... con todo te diré que la pobre mujer tenía razón ¡Con el cariño que te lo estaba contando! Buenísimo, me he tronchado de la risa, sobretodo intentando imaginar tu rostro en dicha situación...

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