jueves, 29 de diciembre de 2011

Promesa para el Año Nuevo

Foto: Aaron Slevin
Tomada del Blog Un Ángel en París

Hago una promesa:
¡No te haré promesas!


miércoles, 28 de diciembre de 2011

He ganado la lotería

El evento que da comienzo a las festividades de Navidad en España es, si duda, el sorteo de la Lotería Nacional. Después de tantos años viviendo aquí, aún no comprendo por qué este sorteo se convierte en noticia principal de todos los telediarios, programas de tertulianos, periódicos, emisoras de radio y conversaciones de barra de bar. Todo el año, todos los días, hay sorteos de millones de euros; muchos décimos cuestan menos que el de la Navidad y pagan muchísimo más dinero al acertante. Pero la tradición es la tradición. Y siempre se ha dicho que es una ilusión ganar un pellizco del "gordo" y para los que no ganan, ese día de diciembre se convierte ipso facto en el día de la salud. ("Mientras haya salud", es el consuelo).

He de decir que este año me he ahorrado 20 euros (lo que cuesta el décimo), porque no compré -ni suelo hacerlo- Lotería de Navidad. Muchas personas perdieron mucho más, ya que sé de algunos que invierten cientos de euros en esa ilusión. Pero al menos me ha llegado de regalo un precioso regalo virtual (y también real) de la Lotería del Amor, por la que sí apuesto. En ella no hay que sacar dinero, sólo dejarse querer y querer a los demás. Y siempre he ganado: El amor de mi familia, de mis amigos de toda la vida y de los nuevos, de quienes de preocupan por mi, de quienes me regalan una sonrisa al comprar el pan y de aquellos que me dan mucho más de lo que merezco.

Este décimo que me enviaron esta mañana lo quiero no sólo para el año 2012 sino para toda la Vida. Para la mía y para los que me acompañan.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Nostalgia Navideña

Yo creo en la Sagrada Familia de Belén y celebro espiritualmente el nacimiento, hace 2011 años, de Jesús, el Redentor del Mundo.  Es en estas fechas tan especiales para mí cuando más añoro a mi familia y amigos. Por eso hoy comparto con todos aquellos que están en mis afectos, este sentimiento, con esta humilde tarjeta de Navidad.
Ya no se usa enviar postales o tarjetas, por estas cosas de la tecnología, pero lo que no pasará –al menos para mí- es celebrar la Navidad. Esta es la fotografía de mi pequeño pesebre, que pinté yo mismo sobre un molde crudo de yeso. Está en mi salón desde principio de diciembre y me regresa a la niñez armando el pesebre delante de aquel telón de fondo que aún pone mi madre sola en casa. Me recuerda las palabras de mi único sobrino acompañándome a buscar ramas secas para hacerles paisaje a las figuras. Me recuerda a mi hermana emocionada comprando adornos para el Árbol de Navidad. Las velas encendidas en el balcón el 7 de diciembre. El triciclo rojo que descubrimos mi hermano y yo aquel año, con su cajón trasero repleto de regalos. Recuerdo las natillas y buñuelos de la Abuela y  a mi Madre desenredando los cables de la luces de colores. Y, cómo no, las jornadas del pesebre franciscano de la iglesia de San Benito.
Y extraño a esos amigos “de toda la vida”, los que después de 10, 15, 20 años o más, siguen cerquita mío, con su apoyo, sus palabras, su sentimiento y su memoria. Aquellos con quienes caminé por La Playa y por el paseo del río Medellín, viendo los alumbrados y la gente, aquellos de las fiestas, las escapadas, los asados y los regalos de Amigo Secreto, con los que compartimos secretos, alegrías y sinsabores.
Parece que hoy la Navidad es otra cosa. Compras compulsivas, fiestas con una alegría falsa, carentes de todo sentido espiritual. Y aquí, a cientos de kilómetros  de la cálida ciudad donde nací, hay frío, calles desiertas en la Nochebuena y la nostalgia de  aquella alegría que se comparte en todas las calles, hogares y centros de comerciales en Colombia.
Desde la distancia, sepan que les tengo en el corazón, pidiéndole al Niño que nació en una pesebrera,  que les mantenga sanos, fuertes, fieles a nuestros principios y liberados de injusticia, de desamor, de egoísmo. 
Que el Niño Dios les bendiga y les guarde.
¡Feliz Navidad!

viernes, 23 de diciembre de 2011

Gracias a la Vida

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros que, cuando los abro,
perfecto distingo lo negro del blanco,
y en el alto cielo su fondo estrellado,
y en las multitudes el hombre que yo amo.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado el oído que, en todo su ancho,
graba noche y día grillos y canarios,
martillos, turbinas, ladridos, chubascos,
y la voz tan tierna de mi bien amado.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado el sonido y el abecedario,
con él las palabras que pienso y declaro:
madre, amigo, hermano, y luz alumbrando
la ruta del alma del que estoy amando.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la marcha de mis pies cansados;
con ellos anduve ciudades y charcos,
playas y desiertos, montañas y llanos,
y la casa tuya, tu calle y tu patio.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio el corazón que agita su marco
cuando miro el fruto del cerebro humano,
cuando miro el bueno tan lejos del malo,
cuando miro el fondo de tus ojos claros.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto.
Así yo distingo dicha de quebranto,
los dos materiales que forman mi canto
y el canto de ustedes que es el mismo canto,
y el canto de todos, que es mi propio canto.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
(Violeta Parra)

He tenido la oportunidad de asistir a la presentación de fin de curso de los estudiantes del Colegio de La Purísima de Zaragoza, especializado en la educación de niños con problemas de audición. Justo en Navidad recibo este regalo de la Vida y me llenó de emoción. Pocas veces, poquísimas, nos ponemos frente a frente con las facilidades que tenemos: Escuchamos, vemos, olemos, tocamos, sentimos los sabores, podemos caminar, correr, bailar. Y hoy me encuentro con un grupo de niños y adolescentes con limitaciones (no sé si en realidad las tienen después de verlos actuar) que felizmente contaban con sus gestos y sus "palabras" un cuento de Navidad, cantaban y bailaban canciones del mundo Disney y disfrutaban viendo a sus padres y demás familiares aplaudiendo y tomándoles fotos y vìdeos.

También vi a un grupo de profesores cuya tarea no se puede pagar con un simple salario. Transpiraban vocación y pasión por su tarea, subidos en el escenario ubicando a sus alumnos, dirigiendo al mejor estilo de Whoopi Goldberg en Sister Act (Cambio de Hábito). Pensaba, mientras los miraba, en cuántas horas de trabajo y cuánta paciencia tienen que tener para lograr que estos pequeños y no tan pequeños humanos puedan comunicarse con la mayor normalidad posible.

Me emocioné escuchando sutiles mensajes sobre la discriminación, sobre la humanidad que debe buscarse y se encuentra en el interior de las personas; con los chicos más limitados físicamente, actuando en sus sillas de ruedas en primera fila del escenario; con los niños bailando (posiblemente sin escuchar la música), tocando instrumentos básicos, saludando a sus padres y felices por los aplausos (que quizás sólo veían) y por las fotografías que les tomaban.

Y medité, hasta las lágrimas, en aquellos que maldicen de la vida que les ha tocado vivir teniéndolo todo, que protestan porque no se compran un nuevo par de zapatos cuando hay tantos que no pueden caminar, que no saben sonreir cuando pueden hablar, ni escuchar el concierto del canto de los pájaros. Y me acordé también de aquellos orgullosos y valientes padres que ni siquiera se lo plantean matar (abortar) a su hijo porque, posiblemente, pueda tener una limitación física o mental.

Gracias a la Vida, que me ha dado tanto. Gracias a la Vida que ha dado a estas personas la oportunidad de unos padres amorosos y unos maestros dedicados a hacerles el mundo más amable. Y ojalá que no se me olvide que no debemos ser como los ídolos de barro: que tienen oidos pero no oyen, ojos y no ven... y no tienen corazón.

jueves, 22 de diciembre de 2011

¡Qué bonito sería!

Qué lindo sería....
en estas Fiestas, traer de regreso a alguien del cielo...
 y pasar un día con esa persona...
Solamente una vez....
Una última vez...
!!! Darle un último abrazo, un último beso y decirle adiós al escuchar su voz nuevamente...!!!
Tener otra oportunidad para decirle: TE QUIERO!!!!
Esto es en memoria de alguien que querías con toda el alma y se fue....
 
 y ahora es un Ángel...
(Mensaje de Merche, gran Amiga que conoce mi alma).

domingo, 18 de diciembre de 2011

Partió la Diva de los Pies Descalzos


Cesária Evora, conocida como la 'diva de los pies descalzos' -por salir al escenario sin zapatos para denunciar la pobreza de su país- o 'la reina la morna' -una sugerente mezcla del fado portugués, la modinha brasileña, el tango argentino y el lamento angoleño-,  quien anunció hace tan solo tres meses, en París, que se retiraba de los escenarios por motivos de salud, murió anoche a los 70 años de edad

Estuvo cerca de la muerte en Australia -sufrió un derrame cerebral hace tres años al terminar un concierto en Melbourne- y la tuvieron que operar del corazón de urgencia en mayo del año pasado en París, pero al final se ha despedido en su isla de San Vicente. Según Le Monde, había llegado al hospital americano de Neuilly con la tensión por las nubes y una tasa de colesterol capaz de tumbar a un elefante. Diabética, Cesaria Evora había dejado la bebida, aunque seguía fumando y se había estado atiborrando todo el verano de patatas fritas.
Empezó a cantar a los 16 años, pero hasta los 47 no fue 'descubierta' en Europa. En 1998 grabó en París el disco La diva aux pieds nus, al que iban a seguir grabaciones conmovedoras como Mar azul o Miss perfumado, que le abrieron todas las puertas.

Decía que empezó a cantar para ahuyentar a la tristeza. Con 16 años lo hacía en bares de Mindelo, el puerto de la isla de San Vicente donde había nacido en 1941. Los clientes la iban llamando desde las mesas y cantaba a cambio de unos escudos o por un vaso de aguardiente grog, ron o whisky. Se enamoró de un joven compositor y guitarrista que la llevaba con él a cantar en barcos que atracaban en el puerto cuando Cabo Verde era todavía -lo fue hasta 1975- colonia portuguesa.

En su casa siempre hubo música: el padre, Justino, tocaba cavaquinho -instrumento de cuatro cuerdas de origen portugués que recuerda a una pequeña guitarra- y violín, y B. Leza, probablemente el más importante de los compositores caboverdianos, era de la familia.

Se presentó en los mejores teatros y auditorios, en Miami, Hong Kong y Monte Carlo, desde China hasta Estados Unidos; ganó el Grammy y recibió 2009 con la insignia de caballero de la Orden de la Legión de Honor de Francia después de más de 45 años de carrera; compartió grabaciones con Compay Segundo, Erykah Badu, Goran Bregovic o Ryuichi Sakamoto, cantó con Caetano Veloso y Mariza, vendió más de cinco millones de discos, y sus canciones han sido remezcladas por DJ.

Cesaria Evora recorrió el planeta con sus mornas melancólicas y las alegres coladeras -en 1999 y 2000 dio dos veces la vuelta al mundo-, pero siempre volvía a casa: necesitaba a los suyos -tenía dos hijos y dos nietos- y el mar: ese mar que trae riqueza, pero también la saudade de cientos de miles de caboverdianos -la mitad de la población del país vive lejos del archipiélago- que tuvieron que partir en busca de una vida mejor. A ella le gustaba pasar horas mirándolo, aunque no se metía en el agua porque no sabía nadar. Aunque, como explicó una vez, le hablaba "como si fuera una persona. Una anciana me dijo que las olas crean una música que nosotros los humanos no entendemos".

Era una mujer salida de la pobreza, de días de hambruna en las diez pequeñas islas castigadas por la sequía, de unos tiempos en que los colonizadores portugueses prohibían caminar por la acera a los caboverdianos que no podían comprarse un par de zapatos: por rebeldía, cantaba descalza. Y era auténtica, ajena a cualquier artificio de la industria. Para este último viaje, Cize, como la conocían sus familiares y amigos, ya no necesitará el pasaporte diplomático de cubierta color rojo sangre, que le facilitó hace más de diez años el Gobierno de Cabo Verde y que ella enseñaba en los controles fronterizos con sonrisa de niña traviesa.


sábado, 17 de diciembre de 2011

Canela, la siamesa


Canela
 
Recién rescatada

Siesteando

Compañera de Merlín

Rescaté a Canela con mi vecina del tercero, de un garaje donde fue abandonada. La chica le llevaba comida y bebida hasta que se dio cuenta que no podría seguir en ello porque se iba de la ciudad. Así que me lió en la tarea de sacarla de su lúgubre y frío hogar una tarde de otoño. Después de un par de horas de señuelo logré cazarla, no sin recibir arañazos de sus finas uñas. La tarea siguiente era conseguirle un hogar, tarea difícil, así que se quedó de huésped en casa "por unos días". Se ha hecho compañera de Merlín, mi gato dueño de casa, que el principio la ignoraba, pero terminaron siesteando juntos, lamiéndose el uno al otro y compartiendo plato.

Hoy ha sido adoptada por una familia que la cuidará bien, aunque aún queda la duda de su "personalidad", pues es algo tímida y recelosa, que buenas razones tiene para ello. Se nota su ausencia y Merlín la busca por los rincones.

A los humanos nos pasa como a ciertos animales. A veces estamos perdidos, nos rescatan, nos abrigan, hasta nos ponen un nombre, pero puedo pasar que luego nos dejan, nos regalan, porque no pueden tenernos. Lo ideal sería que siempre nos entregaran a otras manos amorosas y no nos dejen tirados en la carretera.

¡Suerte, Canela!


viernes, 16 de diciembre de 2011

Curiosa recomendación: No te mates trabajando

Curioso correo que comparto, por su humor negro y porque tiene mucha razón.

Los directivos de una empresa de publicidad intentan averiguar porqué nadie se percató de que uno de sus empleados estuvo muerto sentado en su mesa, durante 5 días sin que nadie se interesara por él ni le preguntara qué le ocurría.

George Turklebaum, de 51 años de edad, que trabajaba como revisor en una empresa de Nueva York desde hacía 30 años, sufrió un paro cardíaco en la oficina que compartía con otros 23 trabajadores.

El lunes por la mañana llegó a trabajar, discretamente, pero nadie notó que no se marchó nunca hasta que el sábado por la mañana el personal de limpieza preguntó qué hacía trabajando en fin de semana.

Su jefe, Elliot Wachiaski, declaró:  George siempre era el primero en  llegar por la mañana y el último en marcharse por la noche, por lo que a nadie le pareció extraño que estuviera continuamente en su sitio sin moverse y sin decir nada. Era bastante reservado y su trabajo le absorbía. Un examen post mortem reveló que llevaba muerto 5 días tras sufrir un infarto.


Así que por favor, de vez en cuando,  dale una palmada en la espalda a tu compañero y pregúntale aunque sea por su  abuelita o su suegra. Si contesta y si ves que sigue inconsciente, sospecha de que ya se lo llevó la parca.

MORALEJA... Nunca llegues primero,
ni seas el pendejo que se va al último
y no te mates trabajando demasiado, porque...  ¡A NADIE LE IMPORTA! 

La vida es como una obra de teatro que no permite ni un ensayo... Por eso: canta, haz pereza, ríe, baila, ama, tómate una copa, haz el amor y vive intensamente cada momento de tu vida antes de que el telón te caiga de repente, y la obra termine sin un simple aplauso...... 
 

¡Trabaja para vivir; no vivas para trabajar!  El trabajo nunca se acaba, el que se acaba es la persona que cree que lo puede acabar.


Comparte este mensaje con la gente que se parte la espalda trabajando sin sentido, anteponiendo el trabajo a la familia a la tarea del buen vivir, obsesionado por quedar bien con el jefe que ni siquiera se toma la molestia de agradecer el esfuerzo y dar una palmada en la espalda...

¡Yo por eso llego tarde y me voy temprano... no vaya a ser que ....!
 

domingo, 11 de diciembre de 2011

Se dice de mí...

¡Sorpresa, sorpresa!:

Andrés, mi admirado bloguero del Observatorio Gay Granatense, se ha inspirado con un macrohomenaje a los colegas de la blogosfera que seguimos sus creaciones. Andrés es todo un personaje en la red de redes: inteligente, culto, irreverente, heterodoxo, divertido, malafollá y muy buena gente. En su post se ha dedicado a pedir deseos, tan frecuentes en esta época de año, y aprovecha para subirnos la moral a sus seguidores.

Consigno a continuación la imagen que creó de mí y las palabras que me dedicó, que pasarán a engrosar los archivos de mi "Vanidoteca".
  
"A MERLIN PURPURA no le pediré una fotico porque ya le conozco desde el principio de mi andadura bloguera, digo, le conozco en foto. Pero mientras nos sea dado conocernos en persona, le diré que no cambie jamás, que siga siendo como es, que me parece una de las personas más tiernas, maduras y con la cabeza mejor amuebladas que conozco, y aunque sé que ha sufrido, me consta el optimismo y la alegría con la que encara las cosas, como yo… Si tuviera que desearle algo, más que exigirle, le diría ¡No cambies nunca, sé feliz, haz felices! que seguro que las personas que gozan de tu amistad tienen un tesoro. Aunque suene a algo manido el tópico, en tu caso, pongo la mano en el fuego y no me quemo. Debe ser verdad…"

Muchas gracias, Andrés. Te has lucido una vez más. Yo pediré estas Navidades, que en el 2012 pueda verte en persona y que podamos charlar hasta aburrirnos.