Hoy es el día de Nuestra Señora de las Mercedes, llamada también Generala de los Ejércitos Celestiales, la Mujer Vestida de Sol y la Reina de la Paz, que cuenta con numerosos devotos en España y en América Latina. Recuerdo las celebraciones de su fiesta en la parroquia de San Benito de Palermo, en Medellín, templo al que está consagrada, y las cadenas y grilletes que lleva en su mano, como Patrona de los Reclusos. Me acuerdo que di mis primeros pasos de salsa con esa canción de Joe Arroyo. En mi antigua casa familiar había una gran litografìa suya y mi madre siempre me contó que fui presentado ante su imagen en el templo donde fui bautizado, para que me "librara de todo mal y peligro y me apartase de una mala hora que me llevase a la cárcel".
¿Por qué hablo hoy sobre esta advocación de la Virgen? Porque como en España se celebra también el día del santo (además del cumpleaños), no puedo dejar pasar la ocasión para una mujer que hace honor a su nombre: Mercedes, mi amiga Merche. Ella, además de ser una excelente amiga, es la persona más generosa que he conocido, la que comparte lo que tiene con los que tienen un apuro, que no se fija si a quien ayuda le acaba de conocer o es un viejo amigo. Siempre está lista para apoyar, aconsejar, sacarte una sonrisa, devolverte los ánimos. Se preocupa por todo y por todos. Ha recibido muchísimos desengaños de esas personas a quienes a favorecido con sus virtudes, pero como no lo hace esperando algo a cambio, vuelve a regalarse una y otra vez a otro ser humano a quien ella sabe que puede echar una mano.
Feliz día de tu santo, Merche.