viernes, 24 de junio de 2011

Diccionario personal: Gay

Por Héctor Abad Faciolince

Muchos anglófonos lamentan que los homosexuales, para designarse, se hayan apropiado, hasta casi desterrar otro sentidos, del adjetivo "gay", que en principio quiere decir alegre, jovial, festivo. Pero las corrientes de un idioma son tan independientes de la voluntad de unos pocos, que ya no hay nada qué hacer; en inglés -y, a través de su influjo, en muchas otras lenguas- "gay" es ya el término que designa a las personas que tienen preferencias eróticas por las personas de su mismo sexo.

Cambiar los muchos nombres denigrantes (invertido, perverso, más los otros que no es necesario publicar (...) por la gaya palabra "gay", significa ya un interesante cambio de perspectiva cultural. Quiere decir que esa conducta ya tiene por lo menos un nombre del que no hay que avergonzarse.

Ni siempre ni en todas las culturas ha sido igual de fácil o de difícil declarase homosexual. Pero hay un hecho que debería hacer reflexionar: hay y ha habido gays en todos los países, en todas las razas, en todas las épocas, en todos los ejércitos, en todas las familias. El argumento de la práctica contra-natura se tambalea cuando el fenómeno se da, naturalmente, en cualquiera de los grupos humanos conocidos.

A esto los moralistas suelen responder poniendo a los animales como ejemplo. Un argumento bastante arriesgado; si de imitar las prácticas sexuales de toros y caballos se trata, el hombre correría el riesgo de acabar copulando con su propia madre o hermana. Además, en cuanto a prácticas sexuales, en el reino animal se encuentra una infinita gama de posibilidades: auto, hétero, homo, poli, a, bi, multisexual. El reino animal tiene muchos mas modelos de comportamiento sexual que los admitidos o prohibidos por las culturas humanas.

No se trata aquí de recomendar o denigrar ningún tipo de actividad sexual. Cuando los gays acusan a los heterosexuales de ser "homosexuales reprimidos", se están clavando solos el cuchillo, pues en tal caso ellos serían "heterosexuales reprimidos". Tan reprimidos o liberados los unos como los otros. Además, si bien es cierto que la práctica homosexual presenta, en las actuales condiciones históricas, indiscutibles ventajas demográficas (en un mundo plagado por la no despreciable cifra de casi siete mil millones de almitas), en otros periodos de menor abundancia y crecimiento podría ser nefasta para la conservación de la especie.

Las preferencias sexuales (perdonen la perogrullada, pero a veces se olvida) no deberían ser causa de discriminación o juicio social peyorativo. Como a los que les gusta más el azul o el amarillo o el verde, mientras no impongan a la fuerza su preferencia, debería dejárselos tranquilos con su gusto.

Entre homosexuales y heterosexuales hay, como en cualquiera de los diferentes grupos humanos, de todo un poco: malvados, generosos, violadores, altruistas, tontos, genios, gordos, flacos... De todo. Ni el mito del gay artista y el hétero carnicero, ni tampoco del homo depravado y el hétero ejemplar padre de familia. Podría ser viceversa.

Mucho menos odioso sería el mundo si la gente no fuera juzgada en absoluto por lo que suele hacer, sin coacciones, con lo que nos enseñaron a llamar "las partes bajas".

3 comentarios:

  1. Claro el problema es que a los seres humanos no nos gusta ser libres, cuando nos damos cuenta que somos libres comenzamos a criticar al vecino para a si poder demostrarnos a nosotros mismo que dependemos de algo asi sea de la sexualidad nuestra o la del otro, es sencillo Vive y Deja Vivir... mejor aun SE FELIZ...

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  2. Sólo hay una cosa cierta, por mucha apariencia que todos quedamos dar (abogados, jueces, futbolistas, obispos, nosotros, vosotros, héteros, homos...etc, etc...) nunca nadie sabrá lo que hace cada cual en la intimidad de su alcoba... y así debería seguir siendo... para todos... lo que nos define de verdad es lo buenas "o putas" personas que seamos en nuestro trato con los demás...

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  3. Hetero o Gay.... al final es la misma cosa: todos vibramos por lo que nos gusta y nos ilusionamos por conseguirlo.

    Luego de muchos años de relación puedo afirmar que en general no he vivido alegrías y conflictos muy diferentes a los de mis padres en sus 51 años de matrimonio.

    Saludos,

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