domingo, 4 de abril de 2010

¡Resucitó! ¡Aleluya! ¡Felices Pascuas!

Dijo una voz popular:
¿Quién me presta una escalera
para subir al madero,
para quitarle los clavos
a Jesús, el Nazareno?

Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar.
Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz.
Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la Agonía,
y es la fe de mis mayores.

Oh, no eres tú mi cantar.
No puedo cantar ni quiero
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en la mar.


El poeta español Antonio Machado Ruiz (Sevilla, 26 de julio de 1875 - Collioure, Francia, 22 de febrero de 1939), escribió esta hermosa saeta que años después musicalizaría el cantautor catalán Joan Manuel Serrat. Es una de las saetas que más me gustan, porque soy de los que prefiero a Cristo vivo y resucitado y no a Aquel Hombre desangrándose en una cruz.

No sé por qué motivos nos quedamos en las procesiones y representaciones de Cristos flagelados, Dolorosas inconsolables, y tristes redobles de tambores. Miles de personas acompañan a pasos y cofradías, se emocionan, oran, hacen sacrificios... y el Viernes Santo parece que acaba todo. Se les queda su Cristo en la tumba. Parece que olvidan que, según su fe, Jesucristo venció a la Muerte. De lo contrario, hubiese sido un predicador, profeta, curandero o revolucionario más de los tantos que han pasado por la historia de la humanidad.

El Domingo de Pascua, el de la Pascua Florida, las procesiones van en vías de extinción. Me gusta que los cofrades ya no lleven la cabeza cubierta, que las manolas lleven mantilla blanca, que el Cristo Resucitado se encuentre de nuevo en la plaza con su Madre Santísima. Pero extraño la multitud en las calles. ¿Será porque ahora no va lacerado, humillado y agredido?

Estoy con San Pablo.: "Si Cristo no hubiese resucitado, vana sería nuestra fe".

No hay comentarios:

Publicar un comentario