sábado, 25 de julio de 2009

El amor está en el aire

Por: Carme Chaparro
Revista Hoy Mujer


¿Imaginan que existiera una vacuna contra el amor? ¿Algo que evite que nos rompan el corazón? No debería ser tan difícil porque, al fin y al cabo, el amor tan sólo es, y lamento decepcionar a los románticos, una reacción química que no podemos evitar. Por lo menos hasta ahora.

El truco consiste en bloquear la oxitocina, también conocida como hormona de la monogamia, una sustancia que liberamos en los momentos de afectividad, ternura y también durante el acto sexual. De hecho,
algunos científicos sostienen que muchos enamoramientos se inician con la liberación hormonal que se produce tras el orgasmo.

La vacuna del amor se ha probado ya, de forma experimental, con lobos. Si inhibimos la oxitocina de una loba, ésta deja de tener pareja estable. Sigue copulando con los machos –en eso insisten muchísimo los científicos, en que continúa siendo activa sexualmente–, pero no se encapricha de ninguno de ellos. Imaginen las estanterías de los supermercados, atestadas de sprays con vacunas del amor, todo un espectacular éxito de ventas para no volver a convertirnos nunca más en guiñapos humanos tras una ruptura sentimental. ¡Claro! Y para rematar la faena, sólo falta que comercialicen también otro inhibidor, el de la proteína NF-kB, que nos permitiría borrar de la memoria los recuerdos que no nos gusten. ¿Ese verano en el que cogió 10 kilos? ¿Ese grano en la nariz con el que salía en las fotos del viaje de novios? ¿Aquel novio al que descubrió en brazos de su mejor amiga? No pasa nada. Un poco de inhibidor de la NF-kB y no lo volverá a recordar. Ni eso, ni otras cosas. Literalmente.


O quizá, puestos a suponer, ¿qué tal un detector de malos maridos? Otro estudio científico reciente demuestra que hombres con una variante concreta del gen AVPR1A son el doble de propensos a mantenerse como donjuanes durante toda su vida. O, si se emparejan, de entrar en crisis conyugal más a menudo que quienes no lo tienen. Quién sabe, quizá los test genéticos para encontrar a la pareja perfecta sean posibles cualquier día de estos. O la pócima para hacer caer rendidos a nuestros pies a los amantes inalcanzables. Pero, cuidado con lo que se desea, porque puede convertirse en realidad. No hay riesgo, pero tampoco recompensa.

P. D.: A mí también me han roto el corazón, he sufrido por el engaño de un amigo, he pasado noches en vela por un reto. Hobbes dijo: “Mi madre parió gemelos, a mí y a mi miedo”.

Si no queremos perder lo bueno de la vida, hay que lanzarse. No quiero una urna de cristal. Pero tampoco sufrir demasiado.


Fotografía (izq): Daniel Nassoy. http://www.menofmydreams.com/

2 comentarios:

  1. Ni tanto que queme al santo ni tan poco que no le alumbre.

    Pregunta, y si uno suprime esos recuerdo negativos, no queda como mas propenso a volverla a embarrar en lo mismo precisamente por que no lo recuerda?

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  2. Estoy de acuerdo con Mi Joker en lo de las vacunas contra la memoria.

    Sin embargo creo que la vacuna contra el enamoramiento si debe ser usada para evitar el sufrimiento, tarde o temprano llegara alguien que nos parta el corazon y no nos deje enamorar nunca mas, por qu eno buscar la via indolora?

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