jueves, 11 de septiembre de 2008

(Des)Aceleración de Partículas

Los científicos fueron noticia ayer en todo el mundo. Por un experimento que pretende recrear el estallido inicial que dio origen al Universo (o algo parecido). Y en alguna emisora de radio se hablaba, ya sin los miedos de La Guerra de los Mundos de Orson Wells, de que el mundo podría acabarse a las 9:30 de la mañana. Y la gente llamaba, sin terrores absurdos, para decir lo que se le ocurriría hacer antes de la apertura de un supuesto agujero negro. O lo que haría si quedara solo en el planeta, como en la película Soy Leyenda, de Will Smith.


Aparte de los que querían usar todos los coches hasta que se acabase el combustible, gastarse el dinero o pedir un préstamo que no habría que pagar al banco, recuerdo las palabras de Truman Capote que decía que si se anunciara que se iba a acabar el mundo se formarían interminables colas frente a los teléfonos, gente desesperada por decirle a sus seres "queridos" cuánto los aman. Es una idea común, pero cómo me sorprende que esto sólo se haga o se piense cuando hay una amenaza colectiva, cuando la naturaleza o los "malos" nos atacan. Y desperdiciamos el tiempo, ocupándolo en vanalidades, en odios, en rencores, en malos recuerdos (que creemos superan a los buenos en calidad y en cantidad). Y nos da corte decirle al amigo, al compañero, a la familia, que le queremos, que le amamos, que le extrañamos. Y lo peor es que cuando lo decimos así, a secas, sin razón aparente, los otros contestan que ya lo sabían, que no hace falta que lo digas, o que si estás "tontico", "blandito" o "hipersensible".

Me gusta decirlo con frecuencia. Pero sin exageraciones. No se trata de ir por ahí regalando mentiras. Si te quiero, pues ¡Te quiero! Si te aprecio, pues ¡Te aprecio! Si te tengo cariño, pues ¡Te tengo cariño! Y si te amo, no dudo en gritarlo: ¡Te amo! Por eso, no tendré que hacer cola ante una cabina telefónica, ni mataré por un móvil o celular si hay una catástrofe y la muerte acecha nuestro huerto. Ya lo habré demostrado (y no solamente con palabras).

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