martes, 10 de junio de 2008

A veces llegan cartas (8)

Medellín, viernes 16 de octubre de 1998

Querido Amor Mío (¿o ya no tanto?):

Otra vez estoy escribiendo para desahogarme, como una liberación de este sentimiento que me pesa tanto. Ha sido una semana imposible en lo que se refiere a nosotros dos. Todo comenzó el viernes: Simplemente no querías compartir conmigo y decidiste emborracharte porque ese era tu deseo. Con la invitación a ver la revista musical Fama, todo el esfuerzo por conseguir las entradas se vino al traste con un simple "no quiero ir porque no, ve con algún amigo si quieres". Eso hice. Entretanto, tú si tuviste ánimos, ganas y compañía para una discoteca. Domingo: una fría llamada telefónica y después el silencio. Lunes festivo: Igual.

En medio de la semana (...) me sentí otra vez castigado. Hablas como si yo fuera culpable de algo y no no me siento así. Yo soy, aunque haya ido con ese "conocido" a tomarme una cerveza, leal a ti. Cuando tengo un compromiso de cualquier índole, soy fiel a mis principios. Ya te dije que no siento celos porque lo principal es la confianza en la otra persona. Si uno de los dos "se porta mal" su responsabilidad es con su conciencia y nada más porque el que falta lo hace esencialmente consigo mismo.

Basta ya de reproches. Estoy cansado de que trates de que viva adivinando tus pensamientos y tus deseos. Yo creo irrestrictamente en el valor de la comunicación, en el valor de la palabra. Cuando se hablan las cosas se pueden llegar a acuerdos y se evitan malos entendidos que llevan a tomar decisiones apresuradas o a efectuar juicios equívocos. Todo este tiempo, si no estoy mal 107 días, he tratado de respetar tus duelos, tu tristeza por la ausencia de esa otra persona que llenó tu vida pero que infortunadamente ya no está. Por eso he esperado y pospuesto muchas cosas: la intimidad, las fiestas, el hecho de que sea yo quien hable lo que tengo que hablar... Pero parece que tú no entiendes eso.

Ojalá algún día puedas comprender quién soy yo realmente y qué papel he querido jugar al estar caminando y escuchándote cuando has querido hablar, pero con el corazón en la mano. No es justo conmigo que me compares con nadie. Tampoco es justo que pretendas poner palabras y acciones en mi boca sin siquiera consultarme. Yo soy único e irrepetible, perdóname la inmodestia, y por eso no me parezco a ninguno a quien hayas amado. Lamento tu confusión al verme como lo que no soy y no quiero ser para ti.

Aunque duele, te agradezco el silencio. ¿Sabes? Siempre he creído -repito- en el infinito don de la palabra, pero también creo en su opuesto: El silencio. Gracias a él ponemos en orden nuestros pensamientos y hasta podemos evaluar mejor, con otra perspectiva, lo que en caliente nos hará arrepentir después. Ojalá puedas, gracias a él, meditar bien tus decisiones, tus sentimientos y tus emociones. Cuando quieras, lo sabes, podremos hablar... pero tú y sólo tú sabrás cuándo dar ese primer paso de acercamiento.

Yo no quiero apresurarme. Alguna vez escribí que no sabría retenerte a la fuerza porque también creo en la libertad (aquella de "si amas algo déjalo libre, si vuelve a ti era tuyo; si no, nunca lo fue"): serías como un pájaro que muere de tristeza encerrado en una jaula.

Es el momento de decirte qué has significado para mí: Has llenado espacios vacíos en mi corazón. Me has devuelto la fe en las personas. He vuelto a creer que el Amor sí existe aún para mí. He vuelto a tener esperanza en el futuro, deseos de planear mejor mi vida, ansias de compartirla (y eso no es solo el lecho). No es el momento, nunca lo serán de recordarte lo que he hecho por ti, porque nunca han sido sacrificios sino signos inequívocos de todo lo que te he amado.

Lamento decir que estoy sentado aquí, muy quietecito, esperando una señal tuya que diga realmente que me amas: si vuelves a mí, era tuyo, significo algo para ti. Si no, gracias por este tiempo, por la oportunidad que me has dado de volver a sentirme vivo y de saber que puedo estar en el pensamiento amoroso de alguien. El estar esperando no significa que voy a envejecer al pie del teléfono. Nadie sabe como tú que el mundo sigue girando y que nosotros tenemos que estar "en la jugada". Cuando quieras, aparece, habla, pero con los oídos abiertos y con la fe recuperada en la palabra (yo no me la paso solamente diciendo palabras bonitas, como me repites tantas veces).

Varias veces has tenido miedo de que yo juegue contigo como quien juega con monedas. Pero no, nunca lo hago ni contigo ni con nadie. Pero entiende que puedo cansarme de la indiferencia, del silencio y de las palabras pesadas.

Porque esto vale para mí, porque creo que puedes recuperar el valor para expresar tus miedos, tus carencias y deseos, te espero, en aras de la claridad, la tranquilidad y la paz interior.

No es eterno
puesto que es llama
pero que sea infinito
en cuanto dure.

Gracias,
A.

6 comentarios:

  1. Hola Merlin,

    Esta carta si es pura poesía del fondo del corazón.

    Que manera tan clara y hermosa de expresar los sentimientos de duda, confusión y abandono.

    Gracias por compartirlo.

    Saludos,

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  2. Uno es un ser humano, no una oportunidad o un chance que el otro toma para ver si rehace su vida...

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  3. Palabras con pa'decirlas, a tiempo o a destiempo lo importante es que nos escuchen y con esta carta me quede sordo....

    Te extraño....

    Te quiero mucho....

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  4. Merlin ... nunca me había atrevido a comentar ... no se ... no me sentía del todo bienvenido, pero al leer este post, recuerdo como me sentí en mas de una ocasión, culpable siendo inocente en cualquier situación.

    Es con esto donde te veo mas humano Merlin ... y coincido con Monchis, gracias por compartirlo, en estos momentos me doy cuenta de la verdadera utilidad de un blog ...

    Bienvenido seas al mio

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  5. Si le pides a una persona silencio y te lo da es que te respeta y puedes contar con él para siempre.

    No es tan fácil dar silencio... Sobre todo cuando se tiene cosas que decir.

    Saludos!

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