martes, 29 de abril de 2008

Once horas

La alarma.
Siete y treinta.
Suena el despertador.
Abro los ojos pero no quiero estar consciente hoy
y tu fotografía pegada a la pared espía de mis movimientos.
Enciendo un cigarrillo.
Me miro al espejo y me pregunto si valió la pena levantarme hoy.
Me pongo unos jeans viejos.
Me visto de recuerdos y el suelo es frío como tú.
Ya te estoy sacando de mi mente
y tú me partes las razones que me llevaron a quererte.

Once horas olvidándote.
No es que no quiera quererte
es que tú haces que me duela.

Once horas
y así el deseo de tenerte
siempre quiere ahogarme entre palabras y recuerdos.

La cama está vacía.
Dan ganas de llover.
Miro el teléfono
y pienso en llamarte una última vez.
Aún tengo cosas tuyas, las voy a recoger.
Van once horas en que tú estás acaparándome la mente.
Tú te fuiste con el tiempo que he dejado atrás, lo nuestro.

No es demasiado tarde para que vengas
a pedirme perdón.
No me diste suficiente
y ahora paso el tiempo olvidándote.

Claudia García
José Gaviria

¿Sol@? ¿Acompañad@?

"Es mejor ser infeliz estando sol@
que serlo con alguien"

Norma Jean Baker

(más conocida como Marilyn Monroe).

lunes, 28 de abril de 2008

El último trasteo

He estado recordando en estos días ciertas historias, mis cuentos favoritos, aquellos que leía en clase a mis alumnos y compartía con los amigos. Siempre hay algún relato que se parece a la vida cotidiana, unos más verosímiles que otros... pero tienen algo que movernos en el interior. Uno de ellos, tomado del libro Un Vestido Rojo para Bailar Boleros, de la colombiana Carmen Cecilia Suárez, no ha dejado de emocionarme, por sencillo, por simple, y a la vez intenso. Por eso lo publico hoy.

El Último Trasteo

Aquí, sentada en la poltrona roja, las cajas de cartón esparcidas desordenadamente alrededor, contemplo este recinto por última vez. Aún falta mi colección de campanitas por descolgar, la de bronce hindú, la de cerámica con su sonido cristalino y la de barro con su dejo a monte; también la jaula de bambú con los pajaritos de pauche y paja -unos caídos ya y cubiertos de polvo- y el origami taiwanés violeta que se mece al lado del helecho enfrente del ventanal del comedor.

Al pie de la chimenea quedan las ollas y pailas de cobre y las cenizas y leños de la lumbre de anoche.

Dentro de las cajas ya han sido guardados cuidadosamente, en ese ritual que por destino he de repetir todos los septiembres (alguien me dijo que así estaba establecido en mi mapa astral) los tomos de la enciclopedia y de los clásicos, los libros del abuelo, las cartas de mi madre y nuestras cartas y fotografías de doce años. Aparte están sus cosas y las mías para facilitar el trasteo.

Las matas que abundan verdes en los rincones, la alfombra de hebra larga que encargamos a Cajicá, el juego amarillo de comedor sobre el cual reposan dos copas con restos de brandy, todo de alguna manera ha perdido su sentido, ha quedado vacío, como un monumento que albergaba algo que ha dejado de ser.

Anoche repartimos las sábanas, los manteles y las toallas y peleamos por unos ceniceros.

Ahora, al acercarse el adiós, recorren por mi mente, como en una película acelerada -y como dicen que ocurre en el momento de morir- todos los instantes alegres, dolorosos y tiernos y no puedo evitar el llorar.

El camión llegará en una hora. No sé a dónde voy; es uno de esos momentos en la vida en que estamos totalmente a la deriva del destino. De ahora en adelante, los trasteos tan solo serán míos, seguramente repetidos todos los septiembres.

viernes, 25 de abril de 2008

Palabras de una despedida



...Así que te vas. No soy tan joven como para darle importancia a una separación, aunque sea definitiva. Sé harto bien que lo seres que amamos, y los que más nos aman, nos abandonan insensiblemente a cada instante que pasa.

...ya no me amas. Si aceptas escucharme por una hora es porque uno es indulgente con los que va a abandonar. Me ataste y ahora me desatas. No te lo reprocho. El amor de un ser es un don tan inesperado, y tan poco merecido, que debe asombrarnos siempre el que no seamos despojados de él mucho antes. No estoy inquieto por los que no conoces aún, pero hacia quienes vas, y tal vez te esperan. Aquel que conocerán será distinto del que yo creí conocer y a quien me figuro que amo. Uno no posee a nadie...

...no te equivoques con mis lágrimas, más vale que aquellos que amamos se vayan cuando aún nos es permitido llorar por ellos. Si te quedaras, tal vez tu presencia debilitaría, superponiéndose a ella, la imagen que me empeño en conservar de tí...

...uno solo posee eternamente a los que ha dejado.

Gherardo Perini, en Sixtina. Margarite Yourcenar


Amamos porque no somos capaces de soportar el estar solos.

Cecchino del Bracchi, en Sixtina. Margarite Yourcenar

¿Cómo quieres ser mi amig@?


Cómo quieres ser mi amiga

si por ti daría la vida,

si confundo tu sonrisa

por camelo si me miras.


Razón y piel, difícil mezcla,

agua y sed, serio problema.


Cómo quieres ser mi amiga

si por ti me perdería,

si confundo tus caricias

por camelo si me mimas.


Pasión y ley, difícil mezcla,

agua y sed, serio problema...


Cuando uno tiene sed

pero el agua no está cerca,

cuando uno quiere beber

pero el agua no está cerca.


Qué hacer, tú lo sabes,

conservar la distancia,

renunciar a lo natural,

y dejar que el agua corra.


Cómo vas a ser mi amiga

cuando esta carta recibas,

un mensaje hay entre líneas,

cómo quieres ser mi amiga.


Cuando uno tiene sed

pero el agua no está cerca,

cuando uno quiere beber

pero el agua no está cerca.


Agua. Jarabe de Palo

miércoles, 23 de abril de 2008

En el Día del Idioma Castellano





















Qué tal que el Día del Idioma tuviese más de veinticuatro horas y se las dedicáramos todas a las palabras; a esas palabras que aún no nos hemos dicho vos y yo: ni vos a mí -qué nostalgia- ni yo a vos -qué desperdicio y qué remordimiento-; ni vos a vos, lo sé, ni yo a mí misma, no lo niego, tal vez por eso se nos dio la guerra; la guerra grande, la enorme, la inmensa que es la nuestra; la más destructora aunque sin tanques y sin bombas y, los más desastroso, en este caso, sin armas, porque no dispusimos de ninguna para vencer al enemigo miedo, al enemigo envidia, al enemigo fiero; no dispusimos de ninguna tan fuerte que nos mantuviera unidos; la guerra entre vos y yo, esa que nos separó por siempre, que es distinto, porque si un Día del Idioma llegase a tener más de veinticuatro horas, yo podría dedicarlo a las palabras, a esas palabras que me ayudarían a aclararte cosas, si no todas, por lo menos dos: que te sigo amando y que si no te lo he dicho antes, es porque todos los días lo deseo pero pienso que ciertas cosas es mejor callarlas; pero el veintitrés de abril considero que las palabras valen tanto y que a vos y yo nos hacen tanta falta, que necesitaría más de veinticuatro horas para pronunciar las mías y escuchar las tuyas, claro, si quisieras decirlas, luego de escucharme.


¡Qué tal que el Día del Idioma tuviese más de veinticuatro horas y vos y yo nos armáramos de valor y le rindiéramos un homenaje justo a la palabra!



Luz Helena Díez Vélez

martes, 22 de abril de 2008

Para tí, Loca Hermosa

Ahora soy infeliz porque sé a qué hueles, conozco el lento caminar de tus manos, la frescura de tus caricias y el calor de tu cuerpo...

Definitivamente descubro entonces que te amé, te amo y no sé si te amaré.

Estoy aquí, quieto, viendo cómo te alejas sin que yo pueda ni quiera hacer nada para impedirlo...

No entiendo tu deserción pero no me detendré a explicármela: para ello tendría que acudir a la razón y no quiero espantar el hada del amor y la ternura.

¡Me dueles y no te imaginas cuánto! No. No puedes. Para ello tendrías que sentirme y eso ya no es posible. Te vas lentamente, como llegaste, silenciosa, sin hacer ruido y entonces me desespero por no poder defender esto que siento, que me ahoga y me hace infeliz.

Me desamas y no puedo evitarlo; puse como condición entre nosotros la libertad; me toca ser a la fuerza consecuente. Ahora entiendo por qué se es inconsecuente en el amor tan a menudo y con tanta terquedad.

Todo empezó por mi deseo de mirarte dentro, extenderte mi mano y aquí estoy cual termita presa de tu luz que se apaga.

Ni siquiera tengo el consuelo de un adiós, de un adiós, de una despedida (festiva como la bienvenida). Me toca apretarme fuertemente con mis propias manos para no perderme, para no olvidarme del ensueño.



(Copiado de una cartelera, por allá en los años de facultad. Lo escribió algún loco enamorado... Pero no pierde validez. Es lo que tiene Amar)

Son las Cosas de la Vida, son las Cosas del Amor...

Frases comunes, cosas que se dicen, que hieren, que ponen todo en su lugar... Palabras que expresan sentimientos...No voy a contar historias. Voy a escribir esas frases y esas palabras, y que el lector las organice como mejor le parezca o como peor las haya vivido.

No funcionó. No eres tú, soy yo. Tengo que hablar contigo. Yo no puedo corresponderte en la misma medida que tú. No quiero perder tu amistad. Puedes contar conmigo como Amigos. Me has hecho muy feliz, pero... Lo mejor es no volver a acostarnos. Anoche he salido con otra persona. Es que tú me pedías fidelidad. Siempre he sido sincero(a). Todo ha sido un error. Necesito sentirme libre. No sabes cuánto te aprecio. Te esperaré el tiempo que haga falta. Mi intención no era hacerte daño.

Como dice la canción vallenata: "Todo mi corazón se lo entregué y ella se complació en tratarlo mal".

Y ahora, como la genial Chavela Vargas: "Otra vez a brindar con extraños".

Pero no convertirme en uno de los "Solitarios oscuros buscando pareja, apurándose un sábado más", que describe Billy Joel.

domingo, 20 de abril de 2008

¡Hay que joderse!


Suele ser siempre cuestión de magia
o química -como le dicen algunos-,
pero claro, como ponemos nombres equivocados
a las cosas que no entendemos,
muchas veces le decimos al viento
o a unos ojos negros:
Te quiero.

Y nos embarcamos en un viaje de no retorno
en el que solo se salva
el final de la historia trágica o cómica
o, peor aún, feliz.

Nos sentimos dueños
de algo que no podemos explicar
y comprometidos con lo que más tememos
y nunca llega: El futuro.
Comienzan las condiciones
porque hasta ser incondicional
es poner una condición.

Y cuando se está con otro
por temor a perderlo
-porque te pierdes-
y cuando se trata de sostener una relación
-porque no basta con relacionarse-
se sufre más en dúo que en solitario
porque en solitario sólo te preguntas
qué hacer con una tarde sabatina
o con dos besos atrancados en los labios.
Pero en dúo te preguntas
qué hace él en esta tarde sabatina
y de quién son esos besos
enredados en sus labios.

¡Carajo! Si para sufrir
sólo uno
pero para sufrir y joderse
se necesitan dos.

Natalia Solano Bonett
Psicóloga y actriz. 1995

sábado, 19 de abril de 2008

Subrayados 13. Un Beso de Dick

Un Beso de Dick
De Fernando Molano


Fui al mercado de los pájaros
y compré pájaros
para ti
amor mío.
Fui al mercado de flores
y compré flores
para ti
amor mío.

Fui al mercado de los hierros viejos
y compré cadenas
pesadas cadenas
para ti
amor mío.

Después fui al mercado de los esclavos
y te busqué
pero no te encontré
amor mío.

Jacques Prevert


-¿Dónde tienes mis flores?
-¿Qué flores?
-Mis flores y mis pájaros.
-Ahh... En una parte se los tengo.
-¿Y mis cadenas?
-También
-...
-...
-¿De verdad son pesadas?
-Como sesenta y siete kilos
-(Este Leonardo es un bello, definitivamente)
Casi pesan lo mismo que usted.
-Sí... casi
-¿Y me las va a poner?
-mmm... en todo el cuerpo.

*** *** ***

Esta vida parece una moneda echada, a la final. Porque todo llega porque sí: como la suerte. Yo a veces pienso: mamá quedó preñada una noche, y después nací yo: ¿Pero si se hubiera preñado a la noche siguiente..., o si papá nunca la hubiera amado, o si el abuelo hubiese muerto antes de nacer papá?... Me da risa: ¿Y si Colón nunca hubiera descubierto América, o si Dios se hubiera quedado dormido el sexto día y después no se hubiera acordado de hacer a sus muñequitos?... Maldición: cualquier cosa puede ocurrir cuando una moneda cae, es terrible. Y así con todo: como con el amor. Yo nunca dije: "Voy a enamorarme de Leonardo". Yo sólo me enamoré de él... y es tan raro eso: cómo se le va metiendo a uno el amor así, como a escondidas, despacio: como si fuera a doler. Debe ser porque la belleza golpea muy duro, yo creo. De verdad: uno está por ahí tranquilo, y de pronto Leonardo se para enfrente con toda esa hermosura; y uno se queda quieto, sin poder mirar a otro lado: como muerto; y entonces con qué fuerzas hubiera podido yo soportar toda esa felicidad que se viene encima cuando por fin Leonardo se ha echado sobre mí para besarme, si no lo agarra a uno el amor así de fuerte. Pero así de suave: como si nada...
*** *** ***
«Un Beso de Dick», de Fernando Molano, fue premiada en 1992 como mejor Novela del Concurso de Novela de la Cámara de Comercio de Medellín, siendo jurados Héctor Abad Faciolince, Fernando Soto Aparicio y Carlos José Restrepo. La fuerza de esta obra narrativa permite ver una historia de amor desde una perspectiva novedosa, no abordada hasta ahora en la literatura colombiana. Sus personajes juveniles, cargados de vitalidad y frescura revelan la sensibilidad de un mundo subyacente. Una manera de descubrir, experimentar y percibir la sexualidad hace que esta novela se pueda incluir dentro de las grandes obras de la literatura colombiana de educación sentimental. (Íñigo Vásquez).


Fernando Molano Vargas
nació en Bogotá, en julio de 1961. Estudió Lingüística y Literatura en la Universidad Pedagógica Nacional y Cine y Televisión en la Universidad Nacional. En 1992 ganó el Premio de Novela de la Cámara de Comercio de Medellín con «Un beso de Dick»; en 1995 Colcultura le concedió una Beca para escribir otra novela: «Vista desde una acera»; y en 1997 la Universidad de Antioquia publicó su libro de poemas «Todas mis cosas en tus bolsillos». Murió en marzo de 1997.

viernes, 18 de abril de 2008

Fundación del Silencio

Antes del encuentro de fútbol -graderías llenas, grandes manchas humanas de colores movedizos- se pidió un minuto de silencio por cada uno se los asesinados.

El país permaneció 50 años en silencio.




Este texto, para Colombia, para España y para todos aquellos lugares donde se matan unos a otros, por odio, por guerra, por irreflexión, por barbarie, por radicales, por envidia, por intolerantes, por poder, por dinero, por lo que sea. Debería haber un silencio inmenso para que algún día el mundo medite hacia dónde va.

miércoles, 16 de abril de 2008

El Remedio del Amor

Coge una olla. La más vieja que tengas.
Enciende un buen fuego con maderas secas.
Pon a cocer esencia de limón.
Piensa en la persona por la que suspiras pasión.
Busca entre los rincones dos arañas muertas.
Añade a tu bolsa los ojos de dos ratas viejas.
Entre las rocas algas rojas.
No te importe si resbalas o te mojas.
Bajo la sombra de un árbol musgo verde.
Añade todo esto cuando el limón hierve.
Espera doce horas y mientras remueve.
Deja que pose y se enfríe. Después, bebe.
Si lo has hecho como te dije,
ya te habrás olvidado de su nombre.
Si no lo has hecho, lo repites.
O déjate de tonterías y ve en busca de ese hombre.


Antonio Arroyo

martes, 15 de abril de 2008

Licencia


Hoy es día de llegar tarde al trabajo. De no atender el teléfono durante la mañana. De abrir las cortinas y dejarse ir con el horizonte sobre los cerros. De recordar las horas fugaces del fin de semana. De aguardar al mediodía para iniciar el menú de la semana. De recordarla a ella y de soñar con él. Día de volvernos románticos camino a casa. Día con licencia para todo, menos para volvernos trascendentales.

lunes, 14 de abril de 2008

Lunes

Día para recordar el tiempo de verano, para tararear un blues desgarrado y melancólico o aquel bolero que cuenta la historia de un amor que crece poco a poco a pesar de dudas y temores. Día para botar por la borda la razón, para sentir a flor de piel, caminar en silencio, sentir la suave caricia del sol y de tus manos. Día para compartir miradas secretas, nombres cifrados, sonrisas cómplices. Día para compartir tus silencios y ansiedades y hacerlos míos. Día para hablar con payasos de colores que con sus sonrisas evocarán una tarde que quedó varada en la amplia bahía de mi memoria.

domingo, 13 de abril de 2008

Desnudo de tí

Hay quien se desnuda en cualquier parte, pero sigue cubierto de sí mismo.

Ropas que no son suyas, apariencia de lo que no se es.

Hay a quien le puede el pudor hasta de quitarse las gafas porque teme que se le vea el alma inocente, dejando al miedo que hable por él.

Hay quien se desnuda para no parar de follar con la piel, aunque también los hay que te follan la mente aun vestido hasta las orejas.

Hay hombres que se quitan poco a poco su traje a medida para una vida corriente, y hombres que se visten de prisa aunque no les siente bien.

Muchos con los que se cambian de chaqueta antes que desnudar sus intenciones. Otros, los que prefieren bajarse los pantalones directamente.

Hay quien desnudo siempre es el mismo y sólo se cubre del frío.

Y quien, por más que se quite la ropa, no alcanza a imaginarse.

Hay cuerpos que se desnudan en la cama mientras encierran lo que son en el armario...¡Ay!

Como hay a quien solo el cuerpo hace bello.

Y ángeles que qué bellos son.

Hay dinero que compra desnudez, vanidad que hace crecer la entrepierna, deseo que atraviesa el corazón.

Desnudos hay que ponen a cien, y que matan la libido; que enamoran y también que ni se ven. Desnudos hay por hambre o por venganza, aunque no venden, y así es.

Hay de todo en este mundo al que nos trajo tal cual Dios. Y por todo encontramos excusas para tapar nuestra vergüenza, prefiriendo desnudarnos por fuera para no hacerlo por dentro.

Hay a quien le cuesta desnudarse aunque el amor apriete, y prefiere vestirse de miedo.

Hay, ay, ahí... te quiero ver.

Sin bíceps, sin meter tripa, sin tanta hormona loca.

Vestido o desnudo pero de frente, por dentro y a por todas.

Hermano, amigo, amor.

Quítate algo más, que la ropa te la quito yo.

Miguel Ángel López
director general del Grupo Zero Comunicación
A propósito de una edición especial sobre desnudo, de la Revista Zero.
Foto de mi autoría.

sábado, 12 de abril de 2008

No pido mucho


No pido mucho,
poder hablar sin cambiar la voz,
caminar sin muletas,
hacer el amor sin que haya que pedir permiso,
escribir en un papel sin rayas.

O bien, si parece demasiado,
escribir sin tener que cambiar la voz,
caminar sin rayas,
hablar sin que haya que pedir permiso,
hacer el amor sin muletas.

O bien, si parece demasiado,
hacer el amor sin que haya que cambiar la voz,
escribir sin muletas,
caminar sin que haya que pedir permiso,
hablar sin rayas...

Miguel Miró.
Traducido e interpretado por Venerá.

viernes, 11 de abril de 2008

Te regalé un Caracol


Te regalé un caracol el día de tu cumpleaños.
Cuando izaste la
bandera te obsequié otro de color perla.
Una tarde, cuando me dí cuenta de que estabas
triste,
te mandé con mi hermana un
caracol de las islas.
Hace algunos días, de dejé una pareja de
caracoles de río,
en el interior de tu pupitre.
Ayer estuve en tu casa y te llevé un
caracol transparente,
tan bello y extraño
que parecía hecho de aire endurecido.
Sin embargo, tu madre se enfureció conmigo
y gritó que jamás quería volver a vernos
-ni a mí ni a los caracoles que te regalo a cada rato-.
Ella no comprende que yo, simplemente,
estaba haciendo una
escalera de caracol
para llegar a ti.


La Alegría de Querer
Jairo Aníbal Niño

lunes, 7 de abril de 2008

Subrayados sobre amores varios

"Yo sé que esto es pecado, que a lo mejor no funciona como yo quisiera, que a lo mejor no dura un año, o un mes, o un día. Pero no me importa. No me importa porque voy a caminar más duro, con la cabeza levantada, con el pecho abierto para respirar el aire, así dure un año, un mes, un día o un solo instante".
Epifanio del Cristo Martínez
en la telenovela colombiana Caballo Viejo

*** *** ***

"...es el que lo amen a uno lo que hace milagros, es ese maravilloso sentimiento de ser deseado y de que lo necesiten a uno y lo estimen. Lo sexual es simplemente el merengue sobre el pastel."
Tim
Colleen McCullough

*** *** ***

¡Amor! Todos los días te visto y te desvisto,
veo tu ombligo, los dedos de tus pies,
tu trasero, ¡y quieres que te ame!

Sartre.

Todos los días tomo tu caldo,

tu café, tu cerveza;

en tu baño me baño,

me enjabono con tu jabón,

con tu peine me peino,

seca mi cuerpo tu toalla.

Todos los días por tu teléfono

me comunico con el mundo,

con mi madre, con mi oficina.

Todos los días como la carne

que me ofreces, las ensaladas,

el arroz o los fríjoles,

el pescado, las ahuyamas,

oigo música en tu estéreo,

en tu silla me siento,

veo el cielo por tu ventana.

Todos los días en tí me acuesto

y de tí me levanto y vuelvo a tu cuerpo.

¿Es posible que no te ame?


Desagravio a Simone
Jotamario

domingo, 6 de abril de 2008

Los ojos de la ranita

No siempre la ranita tuvo los ojos tan grandes.

Todo comenzó una noche. El sapito se había enamorado de ella y se lo dijo y la ranita contestó que no había nacido para amar, sino para croar y saltar en el estanque.

El sapito insistió y aquella noche la invitó a bailar, y bailaron y bailaron hasta que la ranita se embriagó de tanto dar vueltas y amó al sapito.

Pero la noche tuvo que esconderse cuando apareció don sol.

A la mañana siguiente la ranita no quiso recordar lo que había pasado. "Cuestión de embriaguez", decía.

Pero el sapo supo que la ranita lo amaba y él la amó.

Y la amó siempre y ella también aunque siempre alegó cuestiones de embriaguez.

El sapito triste supo que debía conformarse con mirarla, y la ranita a su vez no pudo evitar mirarlo, y se miraron tanto, que sus ojos crecieron como crece el amor.

Hoy en día ambos ostentan enormes ojos pero no se aman, dice ella.

Y el sapito a veces llora y la ranita continúa jugando y croando en el estanque.

Roberto Gómez

viernes, 4 de abril de 2008

Cosas del protocolo

De las conductas indecorosas en la mesa de mi señor.
(Del libro Notas de Cocina de Leonardo Da Vinci)

Pocos lectores saben que Leonardo Da Vinci fue maestro de banquetes en la corte de Ludovico Sforza durante más de treinta años; pocos conocen sus trabajos como jefe de cocina de la taberna Los Tres Caracoles. El llamado codex romanoff (descubierto en 1981), una libreta en la que el polifacético artista anotaba recetas y comentarios acerca de los buenos modales en la mesa, muestra su interés por el arte de cocinar. Un tratado que nos descubre facetas insólitas del más grande de los genios universales. (Librería Santa Fe).

Estos son hábitos indecorosos que un invitado a la mesa de mi señor no debe cultivar (y baso esta relación en mis observaciones de aquellos que frecuentaron la mesa de mi señor durante el pasado año):

-Ningún invitado ha de sentarse sobre la mesa, ni sobre el regazo de cualquier otro invitado.

-Tampoco ha de poner la pierna sobre la mesa.

-Tampoco ha de sentarse debajo de la mesa en ningún momento.

-No debe poner la cabeza sobre el plato para comer.

-No ha de tomar comida del plato de su vecino de mesa a menos que antes haya pedido su consentimiento.

-No ha de poner trozos de su propia comida de aspecto desagradable o a medio masticar sobre el plato de sus vecinos sin antes preguntárselo.

-No ha de enjugar su cuchillo en las vestiduras de sus vecinos de mesa.

-No utilizar su cuchillo para hacer dibujos sobre la mesa.

-No ha de limpiar sus armaduras en la mesa.

-No ha de tomar la comida de la mesa y ponerla en su bolso o faltriquera para comerla más tarde.

-No ha de morder la fruta de la fuente de frutas y después retornar la fruta mordida a la misma fuente.

-No ha de escupir frente a él.

-Ni tampoco de lado.

-No ha de pellizcar ni golpear a su vecino de mesa.

-No ha de hacer ruidos de bufidos ni se permitirá dar codazos.

-No ha de poner los ojos en blanco ni poner caras horribles.

-No ha de poner el dedo en la nariz ni el la oreja mientras está conversando.

-No ha de hacer figuras moldeadas, ni prender fuegos, ni adiestrarse en hacer nudos en la mesa (a menos que mi señor así se lo pida).

-No ha de dejar sueltas sus aves en la mesa.

-Ni tampoco serpientes ni escarabajos.

-No ha de cantar, ni hacer discursos, ni vociferar improperios ni tampoco proponer acertijos obscenos si está sentado junto a una dama.

-No ha de conspirar en la mesa (a menos que lo haga con mi señor).

-No ha de hacer insinuaciones impúdicas a los pajes de mi señor ni juguetear con sus cuerpos.

-Tampoco ha de prender fuego a su compañero mientras permanezca en la mesa.

-No ha de golpear a los sirvientes (a menos que sea en defensa propia).

-Y si ha de vomitar, entonces debe abandonar la mesa.

*** *** ***

NOTAS: A estas alturas del siglo XXI, este texto parece cosa de risa . Sin embargo, puedo afirmar que he visto algunas de esas cosas -y peores- en mesas de elegantes restaurantes y en casas de personas muy "respetables".

La fotografía es una obra de la serie Passion of Christ, de Robert Recker,

miércoles, 2 de abril de 2008

No existen límites

Conocí a esta cantante española por referencias. Y las canciones de este trabajo discográfico me han gustado mucho, especialmente "No existen límites". ¡Qué lindo que le digan a alguien las frases de esta canción! Seguro que quien las regala tiene el corazón lleno de Amor y de pasión y merece recibir más. ¡Como para derribar todas las fronteras, los vallados, los temores y las dudas!

En este video canta Armando Manzanero con Lydia

con escenas de la versión española de la telenovela Yo soy Betty, la fea.

No existen límites
Cuando mis labios se deslizan en tu boca
Inenarrable esa humedad que se acrecienta en mis deseos
Cuando tu beso se me cuela hasta el alma
Cuando mi cuerpo se acomoda en tu figura
Se acaba todo
Y es que no hay límites
Cuando tu beso se me cuela hasta el alma
Cuando mi cuerpo se hace uno con el tuyo

No existen límites
Cuando me afianzo de ese tiempo en que eres mío
Ese delirio donde se excede lo irreal, lo inexistente
Y es que lo nuestro nunca vuelve a repetirse
Mira que te oigo hablar y puedo derretirme
!Adiós los límites!
¡Todo es pasión!

No existen límites
Cuando tú y yo le damos rienda suelta
A nuestro amor