domingo, 6 de enero de 2008

Subrayados 11. El Diario de JL

Mis subrayados en
"El Diario de JL"
de Alex Rei.
(Ganador del VII Premio Odisea, 2005)

Los polvos que nunca se echan son más románticos y tienen el encanto del regalo empaquetado que nunca has abierto. Tienen el atractivo de la ilusión. Cuando se echan, ay, cuando se echan, comienza la desilusión...

Los chicos pijamitas son esos a los que te apetece abrazar, llevártelos a la cama, ponerles un pijamita y acostarlos no sin antes darles un beso en el culete.

...pese a todo no estoy tan loco. Un poco puta, pero loca no.

La validez de las críticas depende de la calidad de quienes las hacen.

Cuando nos colgamos por una persona y nos dejamos humillar estamos cayendo en una patología, porque es un dolor, un daño que nos deja señal.

El masoquismo está bien cuando es una puesta en escena, un juego de excitación, cuando no deja marcas ni físicas ni psicológicas, pero sobre todo éstas. Y las obsesiones dejan marcas en nuestra mente.

...cuando te deja el marido porque se ha muerto o porque se va con otra, que para el caso es lo mismo, te quedas perdida, sin rumbo, sin orientación, como vaca sin cencerro (...) Y así andamos, sin duda, a los que nos dejó el novio ya hace mucho y vamos dando tumbos de amante en amante, de cama en cama, de brazos de desconocido en brazos de desconocido, como auténticas vacas sin cencerro(...) La inocencia es irrecuperable, su abandono no tiene camino de vuelta: así que seguiré dando tumbos, buscando sin encontrar, como vaca sin cencerro.

Uno siente atracción por lo que no ha visto y le gustaría ser, o por la gente de la que ha estado rodeado toda su vida y acaba por despreciar.

... el apasionado, el que sufre la pasión siempre mendiga instantes, sonrisas, segundos.

...hay gente que compensa la ausencia de músculo con el exceso de simpatía.

...las pieles suaves ayudan a hacer menos dolorosos los roces de las almas.

...las huidas de uno mismo son las peores porque nunca se llevan a cabo.

La bondad de los desconocidos hay que aceptarla como lo que es, como bondad de quien no conoces y no vas a conocer.

...hay que tener por lo menos una pasión en la vida para sentirse vivo.

(...) El hombre es un ser extraño, de desencuentros y no correspondencias.

Llega un punto en el que la búsqueda del amor verdadero es algo inútil. Porque no existe. O porque si existe, el camino es demasiado empinado para seguir adelante. Y, sin embargo, hay un fondo de esperanza que nunca se pierde y que nos hace perserverar. Ahora, como en el bolero de Chavela, es el momento de volver a brindar con extraños, de pasar las noches en las barras de bares bebiéndome la melancolía y las penas (...) si la vida fuera como en las películas, huyendo de mi vida me chocaría con el amor verdadero. Pero la vida no es como en el cine, a veces es mejor y a veces, peor. Pero puede pasar y eso lo que al final nos mantiene vivos.

El amor para serlo tiene que ser irracional. Si uno introduce cálculos estratégicos pasa a convertirse en un contrato.

El exilio y el desarraigo no son cuestión de localización geográfica. El desarraigo es un estado del alma. Hay gente que vive en miles de ciudades y nunca es un exiliado. Y gente que quizás no sale de su pueblo y siente y sufre el desarraigo como el que más. El exilio nace de la adolescencia, del afán por buscar un lugar en el mundo acorde con las expectativas. El exilio es la búsqueda constante de la adolescencia conforme pasan los años de la vida. Es la elección de un sitio y no resignarse a quedarse en el lugar que el azar te asignó.

Y los exiliados sólo concebimos las relaciones a distancia porque son que no nos atan a una ciudad y, en cierto sentido, tampoco a una persona.

Pero de alguna manera todos los que hemos vivido épocas de desesperanza, los que conocimos una pasión irracional pero incontrolable, los que hemos pensado muchas veces si merece la pena escribir nuestras vidas en la forma en que lo estamos haciendo, los que no podemos tomar una decisión sin cuestionarnos si está o no bien tomada, los que dudamos de todo, hasta de lo que estamos profundamente convencidos, los que coqueteamos más de lo debido con el alcohol, que hemos reflexionado hasta la extenuación sobre porqué somos como somos, los que nos hemos dejado arrastrar por noches desordenadas sin saber en qué cama amanecíamos (pero eso sí, cuando lográbamos regresar a casa ponemos la lavadora para intentar con ese gesto establecer una disciplina al caos cotidiano), los que no recordamos con cuántos hombres nos lo hemos hecho pero algunos se nos han quedado marcados aunque ellos nunca supieran cómo nos llamamos, los que hemos huido de la soledad en saunas para encontrar todavía más incomunicación, que aspiramos a recuperar un tiempo perdido que nunca volverá y por eso anhelamos apresarlo en la compañía de quienes todavía disponen de él, no podemos dejar de entender y sentirnos identificados con esas cuatro mujeres sumergidas de lleno en la crisis de los cuarenta (...) releyendo ese libro (Atlas de Geografìa Humana, de Almudena Grandes) me he dado cuenta de que todas las crisis son lo mismo y tienen igual origen. Todas nacen de nuestro rechazo frente a la realidad y de nuestro esfuerzo por creer todavía que los sueños son posibles.

Cuando el morbo se esfuma es ya sólo recuperable en las imágenes de los recuerdos.

Yo no quiero llegar a casa sin que me apetezca, ni quiero explicar lo que he hecho todo el día. No quiero ser maestro de perversiones y sentirme perverso. No quiero tener que acordar la serie de la tele que tenemos que ver ni hablar si me apetece estar en silencio. No quiero irme de vacaciones contigo quince días a Berlín, porque quince días no los aguanto con nadie y Berlín es una ciudad estupenda para zorrear en solitario. No quiero mantener conversaciones serias por teléfono y no poder guarrear por el auricular si no te tengo cerca. No quiero estar todo el rato serio porque a mí me gusta reirme de mí mismo y de esta vida. No quiero seguir puteando y no quiero un novio estable. Quiero ser libre y no quiero el libertinaje de mi soltería. No te quiero, NN, porque no me quiero. Y porque no me quiero no te quiero.

No esta mal de vez en cuando conformarse con el sabor de unos labios sin necesidad de bajarse los pantalones.

Siento una atracción mortal por el peligro... el peligro de quedarte enganchado a un cabrón que sabes con seguridad que te lo hará pasar mal(...)

...de alguna manera todos nos enganchamos del que peor nos trata ya que, al final, lo que existe es la pasión peligrosa, que lo es precisamemte porque nos puede destruir y llevar hasta la propia muerte, y lo otro, son parejas que funcionan más o menos bien cuyo éxito reside en que su relación es más contractual que otra cosa, como si montaras un bar con unos socios. Luego existen también parejas que aparentan ser contractuales pero son del primer tipo: hay un apasionado sufriente y doliente, y un castigador, un sádico que tortura finamente... las relaciones, o son sadomasoquistas o no son. Y la pasión, la fuerza arrasadora del deseo, la sientes sólo cuando ocupas el rol perdedor.

Y no hay cosa que más merezca la censura que el miedo a vivir, que pasar por esta existencia de puntillas, en un vagón de metro cotidiano y ordinario. Pero también sé que el camino del peligro, de la pasión y de la destrucción es demasiado doloroso. Y me debato, discuto comigo mismo (...) aspirando a cruzármelo en una esquina, mientras me hago un tour por todos los antros donde es probable que me lo encuentre, para conseguirlo finalmente y quedarme petrificado por la atracción y el temor al peligro.

Uno debe entrar en las relaciones por la cama. Y es curioso la de veces que nos acostamos con gente que casi antes de quitarnos la ropa ya sabemos que no, ellos no son el destino que buscamos (...) Hay, en cambio, otras ocasiones en las que antes de desnudarnos, de conocer si existe correspondencia, sabemos que esa persona nos va a cautivar definitivamente.

Quizá esto no sea más que un amor de verano... Sin embargo, tengo también la sensación de que NN es un sendero, un sendero a recorrer que, como todos, tendrá un final, pero demasiado hermoso como para dejar de recorrerlo. Es un camino abierto y los caminos abiertos siempre hay que seguirlos. Hay que correr ese riesgo porque en eso y no en otra cosa consiste estar vivo.

2 comentarios:

  1. De pasada por aca me encontre con tu post.. bastante interesante.. solo debo decir que en esta vida en algunas ocasiones hay que tomar riesgos para poder alcanzar lo deseado .. y esto a veces nos puede llevar a situaciones dolorosas, pero tambien pueden ser el camino hacia la felicidad

    Saludes

    JHON

    ResponderEliminar
  2. Esto nos dice que la sabiduria no es cuestion de edad (no sabe mas el diablo por diablo que por viejo) aunque algunas veces ayuda. JL es un hombre a mi medida. Fabuloso.

    ResponderEliminar