miércoles, 30 de enero de 2008

A veces llegan cartas (1)




Me encantan las cartas -de amor y de las otras-. Escribirlas y recibirlas. Guardo algunas que he enviado junto a otras que me han regalado (dirigidas a mí o no). Y una de las cosas que más me gusta de ellas, en los tiempos que corren, es que son de las escritas sobre papel, bien sea a mano o "a máquina" u ordenador. Aquí una de ellas (de la cual no soy su autor)...


C.:

Sin más rodeos, me hostigué, me cansé. Llegué al punto en que no quiero volver a hablar del pasado, ni de nada que lastime mi existencia, en relación con los desaciertos del ayer. Los errores son para corregirlos, no para convertirlos en la sombra que no nos deja vivir... ¡Quiero experimentar, en toda su dimensión, la sensación de olvido! Pero quiero experimentarla de verdad.

No me parecía prudente escribirte; sin embargo, quiero que quede constancia de mi decisión, para que puedas recordarla cada vez que intentes flaquear o desconocerla. Con toda sinceridad, te confieso que llegué al total cansancio. Cuatro meses sufriendo por algo que no vale la pena y hablando de lo mismo terminan por enloquecer al más cuerdo de los seres... ¿Por qué escribir? Después de pensarlo cuatro días, me dije: Escribiré para poner fin a esta situación, de una vez por todas. Espero que me respetes ese derecho sagrado. Soy yo la que no quiere volver a saber nada de nada. Es mi elección y no tiene reversa.

El segundo favor es que no me vuelvas a buscar para nada. No importa la razón por la que sientas necesidad de establecer contacto, pero quiero confesarte que no estoy en condiciones de prestarle ayuda a alguien que esté en dificultades. Es mejor que acudas a las personas indicadas para ello... Quedé un tanto lastimada y apenas estoy en vías de recuperación.

No voy a reprochar ni a calificar nada. Cada quien es libre de hacer de su vida lo que quiera. Tú no eres la excepción ni yo tampoco. Lo que está muy claro es que mi tipo de "organización" es bien diferente del tuyo y no hay forma de que coincidan. Eso es suficiente para poner fin a algo que, en esencia, jamás fue. Yo quiero estar bien, muy bien, mejor de lo que imaginé que podría lograr en otros momentos. Y lo voy a conseguir, cueste lo que cueste.


Hay cosas que no modificaré nunca: mis principios fundamentales, mi escepticismo con respecto a la gente; mi fe hasta la muerte, en quienes creo -porque son poquitísimas las personas que me sacan de la permanente incredulidad-; mi liberalismo y mi responsabilidad. Ante lo demás puedo hacer concesiones, puedo ceder, pero la circunstancia nuestra está ubicada en los puntos que te señalé al principio y esa es la razón por la que no puedo seguir ahí esperando lo inesperado y tolerando lo intolerable.

¿Qué voy a hacer? Ese es mi problema. Tiene que existir una fórmula de la felicidad para mí -y mira que te estoy hablando de una de las cosas en las que jamás he podido tener fe, como en el futuro, por ejemplo-. Por eso estoy en manos de las personas en las que creo ciegamente y tengo la convicción de que ellas me van a ayudar a ver mejor el mundo.

Te deseo la mayor y más positiva de las suertes y te reitero, con toda sinceridad, mi petición de desaparecer.

Suerte,



Yo


Medellín, abril 17 de 1989.

Volver a Ser Niños Otra Vez

Cierra los ojos ... y regresa en el tiempo....

Quisiera regresar a la época en que....

Las decisiones importantes se tomaban mediante un práctico "de tin-ma-rín ...de .. do-pin-güé.."

Los errores de gramática se arreglaban arrancando la hoja y haciéndolo de nuevo.

El peor castigo y condena era que te hicieran escribir cien veces
"No debo hacer ..."

"Tener mucho dinero", significaba poder comprar más dulces jugando a "a la tiendita" o un helado en el recreo.

Las discusiones terminaban con: "piedra, papel o tijera" .

Llenar un frasco con tapas de gaseosa podía mantenernos felizmente ocupados toda una tarde.

No era raro que tuvieras dos o tres "mejores" amigos(as).

"Es muy viejo (a)" se refería a cualquiera que tuviera más de 16 años

No había nada que fuera más lindo y prohibido que
jugar con beso robado....

"Ladrones y Policías" era sólo un juego para los recreos ... y era mucho más divertido ser ladrón que policía.

"Venenosa" se refería sólo a un tipo de alimaña y no a ciertas personas ...

Para viajar desde la tierra al cielo, sólo tenias que jugar a que eras "astronauta o superhéroe"

Era ideal jugar un partido de volleyball sin red y que las reglas no importaran demasiado ...

Lo peor que te podía ocurrir con el sexo opuesto era que te rechazara para los juegos de parejas, a la carreterita o a la comidita.

Llevar un arma a la escuela significaba: "que te habían atrapado con una cauchera..."

"¡El ultimo es una gallina!" era el grito que te hacia correr como un desaforado hasta que sentías que se te reventaba el corazón .

Nunca faltaban los chocolatinas jet, chitos, ni la moneda debajo de la almohada que te dejaba el "Ratón Pérez" a cambio de tus dientes de leche. Eras de otro mundo si te dejaban un billete!!!

Siempre descubrías tus nuevas capacidades y habilidades a causa de un..... "a que tú no puedes"

Nadie en el mundo era mas linda que mamá, pues con sólo besar tus moretones, y raspones te hacia sentir mejor y aliviado.

Tu peor "desilusión" era no ser elegido en el equipo del salón o escuela.

"Guerra", sólo significaba arrojarse trozos de tiza y avioncitos de papel durante las horas libres.

Los "globos de agua" eran la más moderna, eficiente y poderosa "arma" que se había inventado.

"La guerra", era algo que había sucedido antes de que naciéramos y que nunca volvería a suceder ...

Las obleas, helados de coco y salpicón, chitos, chocorramos y cocadas constituían el grupo de los alimentos básicos y esenciales.

Para transformar tu "cicla" en una poderosa "máquina" solo había que colocarle un lata de refresco aplastada, entre los rayos de las ruedas.

No había nada mejor en vacaciones que bañarse a baldados en la alberca o en la azotea con hermanos y primos… o esperar para ver pasar al vecino o vecina que nos hacia agitar la respiración.

Los "hermanos mayores" eran el peor de los tormentos, pero también eran los más celosos, fieles y feroces protectores...

Si puedes recordar la mayoría de estas cosas... ¡significa que has vivido!

Es justamente la posibilidad de realizar un sueño, lo que hace la vida interesante.

lunes, 28 de enero de 2008

Basta de Príncipe Azul

Me he encontrado algunas perlas en un artículo de Carmen Posadas en el XL Semanal. Las transcribiré aquí para hacerme eco de las frases que algunos ponen en los saludos del messenger, del tipo "Estoy harto/a de besar sapos".

"Nos pasamos la vida soñando con la persona perfecta, esa con la que compartir todas las parcelas de la vida: el sexo, las aficiones, los proyectos, que además sea nuestra mejor consejera y nuestro paño de lágrimas... Lo malo es que tal dechado de virtudes no existe; pues el que es una fiera en la cama es también un ojo alegre que corre detrás de todo lo que lleve faldas (o pantalones, agrego yo). Aquel que parece nuestra alma gemela (...) es un vago de siete suelas (...) Y, por fin, el santo que aguanta todas nuestras neuras, nos ama con indesmayable pasión y mataría por nosotros es más aburrido que chupar un clavo y soporífero como el Valium. La mayoría de nosotros/as sabe todo esto de sobra, pero es ahí donde entra el "engaño Stendhal" (...) la inefable teoría de la cristalización. Dice Stendhal que cuando uno se enamora se produce el mismo fenómeno que cuando se arroja un tronco seco a una mina de sal. La sal recama el tronco de bellísimos cristales que nos hacen ver como una joya lo que no es más que una rama vieja. Pasado el enamoramiento, se acaba la cristalización y volvemos a ver el tronco tal como es. En otras palabras, la persona que amamos no tiene ni la mitad de las virtudes que le atribuimos y más pronto que tarde empiezan a notarse sus carencias.

(...)la solución es crear un monstruo con trozos de personas hasta formar la media naranja ideal. (...) no se trata de descuartizar a nadie, sino de procurarse una persona con pareja estable, otra con quien compartir inquietudes intelectuales, una tercera para las confidencias más íntimas y hasta una cuarta para la cama, si es menester. (...) Por supuesto no estoy de acuerdo con eso de tener tres o cuatro amantes (misión imposible en los tiempos que corren cuando encontrar uno presentable ya es un triunfo), pero sí me parece interesante la idea de no esperarlo todo de una sola persona. (...) todos tenemos una idea "muy Hollywood" del amor: creemos que enamorarse significa encontrar de golpe al ser perfecto (...) pienso que es buena idea no poner tantas expectativas en una sola persona (...) Porque, aunque le disguste a los amantes de los topicazos, la felicidad consiste, precisamente, en olvidar al príncipe azul y en no esperar peras del olmo..."


Agrego que algunos, mientras más años tenemos, menos rebajas o descuentos hacemos en las cualidades de quienes buscamos como compañeros de camino. Y aunque dejemos de soñar con príncipes azules también nos vale un primer ministro gris!

¡Colombia es pasión!

Opinión Internacional
Colombia desconocida

La Operación Emmanuel, así bautizada por el presidente venezolano Hugo Chávez, instaló el fin de año 2007 en el escenario de una formidable superproducción.

Julio María Sanguinetti *

El padrino de la gran jornada aparecía, en traje de combate, mostrando mapas y señalando con puntero cómo se produciría la liberación. Había convocado a representantes de varios países, seducidos por el atractivo mediático del episodio humanitario.

Las imágenes novelescas se acumulaban y, cuando llegaba nada menos que Oliver Stone a filmar el episodio histórico, abrupta, sorpresivamente, sobreviene el formidable fiasco: el epónimo niño que iba a ser liberado estaba ya en Bogotá desde hacía un par de años. En medio de una ola de repudio universal, las Farc entregan ahora —con bastante menos show— a las otras dos rehenes, devolviéndole al presidente venezolano el protagonismo mediático del que usa y abusa para explotar situaciones que merecerían otra sobriedad.

Más allá de la alegría que produce esa liberación, la situación de fondo sigue invariable, tanto para Íngrid Betancourt como para los setecientos rehenes que languidecen en los escondites de la selva. No hay duda de que el episodio ha abierto una luz de esperanza, pero deja claro que cuando las Farc quieren, pueden retroceder de sus atrocidades, sin necesidad de “zonas desmilitarizadas” y otras exigencias que siempre plantean para cobrar ventajas militares.

El problema mayor de Colombia está en la guerrilla asociada con el narcotráfico. La economía y la sociedad están en Colombia en el buen camino. Esperemos que, en una dimensión más amplia, este dramático episodio sirva para observar a Colombia con algo más de respeto a ese silencioso heroísmo que le ha permitido sostener este enfrentamiento 40 años sin apartarse de la democracia.

Esta Colombia es la misma que en marzo del año pasado realizó en Cartagena de Indias y Medellín un maravilloso congreso de la lengua castellana, cultivada entre sus gentes como en pocos lugares. Fue el momento de celebrar los 80 años de Gabriel García Márquez y los 40 de la publicación de la ya inmortal Cien años de soledad. Es la misma Colombia de los fabulosos relatos de Álvaro Mutis, o del arte de Fernando Botero, que ha poblado el Museo de Medellín con la arrolladora fuerza de sus formas desmesuradas, plenas de ironía y agudeza sobre la condición humana. La misma, también, de la contagiosa vitalidad musical de Shakira.

Así como en marzo gozamos del Congreso, recientemente, con Felipe González y Belisario Betancur entre otros, disfrutamos de la hospitalidad antioqueña en una reunión del Círculo de Montevideo, que cerraron con inspiradas palabras llenas de humanismo y deseo de paz los presidentes de Costa Rica, Óscar Arias, y de Colombia, Álvaro Uribe. Por ello atestiguo que Medellín es un pequeño milagro. De Pablo Escobar Gaviria y su siniestro cartel sólo queda el dramático cuadro de Botero en el museo. La ciudad, fantasiosamente iluminada a lo largo de todo su río, con un longilíneo bosque de color, vivía esos días del fin de año con alegría bulliciosa: los paseos llenos, los bares repletos, la música resonando.

La economía ha crecido un 7% en 2007, el año anterior un 6,3%, los tres años anteriores un promedio del 5%. Las exportaciones crecieron un 10% y, dentro de ellas, las no tradicionales un 20%. Un tercio de las flores que consumen los EE. UU. nacen y brotan en los invernáculos colombianos. La educación básica creció del 81% de cobertura en 2002 a 94% en este fin de año. En un país de 42 millones de habitantes, 29 millones poseen ya un teléfono celular.

La economía y la sociedad están en el buen camino y la bonanza que el mercado internacional ha derramado por América Latina le ha permitido mejorar todos sus indicadores sociales. El problema mayor de Colombia está justamente en la guerrilla y su sociedad con el narcotráfico. Pero debe saberse que en los últimos años los éxitos en su combate han sido muy importantes.

En el 2007 que terminó se capturaron más de cinco mil guerrilleros, han sido abatidos casi tres mil y entre ellos han caído en combate figuras emblemáticas como El Negro Acacio. No olvidemos que, salvo los tres norteamericanos, todos los secuestrados son de antes del Gobierno de Uribe y que en 2007 se les fugaron el ex ministro de Desarrollo Fernando Araújo, hoy canciller de la República, y el intendente de Policía John Frank Pinchao, pese a las penosas condiciones que les imponen a sus rehenes para que no puedan intentar escaparse. Lo que debe entenderse es que la lógica de la guerrilla no es la de la política tradicional, simplemente porque está el narco de por medio y nunca están claros los términos de una negociación de fondo.

Si aún retienen 700 rehenes (de los cuales más de 600 son extorsiones a la espera de rescate), si pudieron cruelmente separar de su madre al niño Emmanuel y si en junio de 2007 pudieron matar a quemarropa a 11 diputados que tenían secuestrados, está claro que su estrategia pasa por mantener vivo el terror en la sociedad. Habían sufrido muchos golpes y su objetivo era —y es— refrescar una alicaída imagen de eficacia operativa, para desmoralizar al ejército y revalidar el pacto con sus financistas del narcotráfico, necesitados de una estructura que les asegure espacio para operar. Por eso pudieron ahora jugar con la opinión pública mundial y aun con gobiernos simpatizantes, como el de Venezuela, al que —felizmente para todos— arrojaron un salvavidas de último momento.

Desgraciadamente, con frecuencia se cae en los estereotipos que dicen que Uribe es de derecha, a pesar de su exitosa política social, y las Farc son de izquierda, no obstante su criminalidad, su total vaciamiento ideológico y la ominosa sociedad con el comercio de las drogas. Esto no es, entonces, política tal cual la concebimos. Es otra cosa, dentro de la lógica del terrorismo y el narcotráfico. Como Colombia también es mucho más que ese escenario de combate que se muestra todos los días como si fuera un país arrasado, cuando sus grandes ciudades viven una notable recuperación, el delito ha caído vertiginosamente y los secuestros extorsivos se han reducido a una cuarta parte de lo que eran en 2002.

* Ex presidente de Uruguay. Abogado y periodista. Columna publicada en el diario El País de España. Sábado, 26 de enero de 2008



domingo, 27 de enero de 2008

De marcha

Anoche, después de muchos años de abstinencia voluntaria, volví a salir, a ir, como dicen en España, de marcha: Esa costumbre de ir de bar en bar, de la disco al pub. Música, risas, bailes, miradas "escaneadoras", licores, ambiente. Lo pasé muy bien, relajado, cómodo, olvidándome por unas horas de la vida cotidiana, de problemas y angustias. Desconocidos/as me regalaron sonrisas, algunas palabras y besos (de los castos). Y conocidos/as me dieron compañía, afecto y una especie de bálsamo para las rozaduras que llevo en mi maltrecho espíritu.

Pero, aparte de esa sensación de estar en circulación, fuera del claustro, me encontré con lo que siempre se encuentra en la noche. Parece que los rebaños humanos no cambian sus costumbres. "Bandas oscuras de necesidades no colmadas, un campo cuadriculado de soledad. Desesperación tranquila en una espiga de colores"(*). Se comportan igual que hace siete años en Zaragoza, o hace diez en París, o veinte en Medellín. "Solitarios oscuros buscando pareja, apurándose un sábado más". Los que quieren afirmar su libertad con las supuestas conquistas que puedan lograr. Los que visten su autoestima con las veces que les han mirado. Grupos cerrados al principio de la noche. Individuos abiertos de par en par luego de varias horas de desinhibidores etílicos. Enamorables y enamoradores cediendo principios ante las ansias de volar de los que apenas se están curando de relaciones que están pasando de amorosas a amigables. Un ex (¿amante? ¿amigo?) y el cordialmente diplomático saludo. El ex de un ex. La chica fuera de lugar. El chico que busca ese lugar. Jeans de diseño. Camareros/as de casting. Y al salir, al término de la fiesta, el mismo frío, las mismas calles vacías, mi ya tradicional huída del "azul reproche" (el azul amanecer) y la sensación de que has vuelto a dejar, otra vez, algo importante de tí abandonado por ahí.

"En un lugar como "Paraíso" todo es conversación plástica, un modo brillante y confuso de expresarse organizado para meter a todo el mundo en la cama con la menor fricción posible. En "El Paraíso" no preguntas nada realmente importante a la mujer. No le preguntas sobre sus sentimientos, sus emociones, su talento, su miedo, su esperanza, sus deseos, sus necesidades, sus sueños. Lo que ocurre es que acabas acostándote con una desconocida. Pero aún, te encuentras haciendo el amor con(...) una imagen recortada de una revista para hombres, con una foto en lugar de una mujer, un pedazo de carne en lugar de una persona, lo que significa que no estás haciendo el amor. El acto se transforma sólo en la satisfacción de una necesidad corporal, que no se diferencia de rascarte cuando te pica" (*).

(*)Susurros. Dean R. Koontz.

sábado, 26 de enero de 2008

¡Resistiré!

A veces uno siente que la vida le da vueltas y que no es posible mantenerse en el lugar y momento adecuado. En estos días estoy bloqueado. Sensible. Sin rumbo ni norte. Y alguien te hurga en el corazón y te pregunta: "¿Qué vas a hacer con tu vida?". Y el llanto aflora. Pero las respuestas no. A veces a uno lo pillan bajo de forma, lo sorprenden con la lágrima fácil. Pero cuando los que te sorprenden son los amigos del alma, siempre tienen una palabra de aliento que te ayudan a sostenerte. Al día siguiente, uno se encuentra "dedicatorias" como esta, que responde a la necesidad de que te ayuden a tenerte en pie:


Nadie coge un tren pensando que va a descarrilar. Ni una diligencia, como la de
Cuttlas, imaginando que va a tener un accidente. La posibilidad existe. Pero no es caso de ir pensando en ello a cada momento. Eso sí, el día menos esperado una rueda tropieza con un pedrusco y todo comienza a dar vueltas -es lo que tiene la vida. Y mientras eso pasa se tiene la sensación de que ya será para siempre así: rodar y rodar (como aquel corrido mejicano), subir y bajar, descabalado y descalabrado, con la única esperanza de que los golpes duelan lo menos posible.
Paciencia. Como la diligencia de Cuttlas, todo volverá a su lugar. Sólo es cuestión de tiempo.

Y también te recuerdan cosas que creías olvidadas. Te meten unas baterías en el alma para que seas capaz de levantarte de las malas rachas. Te recuerdan lo que escribías a lo largo y ancho de una hoja de aquel cuaderno al ver aquella "Átame" de Almodóvar: ¡Resistiré!

Gracias, Tenmempié, que no sé si me tengo solo.

"Porque puede ser una buena forma de empezar el día abrir la ventana y arrancarse a cantarla a voz en grito.

Chan-chan chan-chan chan-chan chan-chan-chaaaan...



Cuando pierda todas las partidas,
cuando duerma con la soledad,
cuando se me cierren las salidas
y la noche no me deje en paz.

Cuando tenga miedo del silencio,
cuando cueste mantenerse en pie,
cuando se rebelen los recuerdos
y me pongan contra la pared.

Resistiré
para seguir viviendo.
Me volveré de hierro para endurecer la piel.
Y aunque los vientos de la vida soplen fuerte,
soy como el junco que se dobla pero siempre sigue en pie.

Resistiré
para seguir viviendo.
Soportaré los golpes y jamás me rendiré.
Y aunque los sueños se me rompan en pedazos,
resistiré.

¡Resistiré!

Cuando el mundo pierda toda magia,
cuando mi enemigo sea yo,
cuando me apuñale la nostalgia
y no reconozca ni mi voz.

Cuando me amenace la locura,
cuando en mi moneda salga cruz,
cuando el diablo pase la factura
o si alguna vez me faltas tú.

¡Resistiré... !

viernes, 25 de enero de 2008

De perfecciones, taxis y andenes...

Dice el autor de uno de mis blogs favoritos, Ni Libre Ni Ocupado:
"Las mujeres más bellas del mundo no aparecen en las revistas del corazón, ni en los anuncios de perfumes, ni se pasean sobre una gran pasarela repleta de flashes. La verdadera belleza se encuentra en la calle; en esa joven sentada en tu mismo vagón de metro, a tu derecha (con su piel suave de cáscara de huevo y unos ojos de infarto que te observan sin mirarte). La mujer más bella del mundo viaja cada tarde en el asiento trasero de mi taxi, con la nariz enrojecida por el frío y pocas ganas de hablar, mientras dibuja con su dedito de diosa figuras geométricas en el lienzo de un cristal empañado por su propio aliento. La mujer más bella coincide conmigo en el portal cuando llego del trabajo y ella sale con su bolsa de basura en la mano.

No entiendo ese halo de belleza que cubre a la famosa (por ser famosa), o la modelo (por ser modelo). Prefiero, sin duda, el erotismo callejero de las ‘sin nombre’, con su aspecto informal y una sonrisa eterna que me deje sin palabras".

Y en su blog, Tenmempie dice, a propósito de la película Lejos del Cielo, que:

"Nos pasamos tantos años en el andén que por fuerza vemos pasar muchos trenes. A algunos las circunstancias nos impiden subirnos, son trenes que no nos atrevemos a coger, pero que se vuelven tan largos que nunca cesan de rozarnos las narices. Otros trenes, sin embargo, los dejamos pasar voluntariamente mientras miramos con indiferencia el traqueteo de las ventanillas. Trenes que se nos escapan y trenes que dejamos pasar.
Aunque... ¿acaso no son muchas veces los mismos?"

Parecen temas diferentes. Pero se asemejan mucho. Hablan de lo que vemos, queremos, tenemos al alcance de la mano y no nos atrevemos a pedir o a tomar. Esa persona, ese ser humano que nos llama la atención, que nos mira y al que no hablamos ni intentamos conocer, a lo mejor está en la misma situación, también necesitando a otro ser humano. Al otro lado del andén, en el sentido contrario del metro. En el asiento trasero del taxi. Esperando un ascensor o un teléfono público. Deseando en el fondo de su alma que no nos apeemos en la siguiente estación, que preguntemos si el taxi está libre y nos atrevamos a seguir sus rutas.

"25 prendas de vestir masculinas, 20 femeninas, 15 de niño, 2 bufandas, 3 gorras, 3 morrales, 5 pares de zapatos, 12 ganchos de ropa, 4 soportes de pared, 4 gafas sin estuche, 2 diademas, 1 nevera de icopor, 12 libros, 1 mapa didáctico, 28 billeteras, 9 monederos. Todas esas cosas están para ser reclamadas en las oficinas del Metro, decía el aviso. Fueron encontradas en los vagones y las estaciones entre enero y abril de ese año. Yo llamé a la línea abierta de la empresa con la esperanza de encontrar algo que no mencionaban, pero fue en vano. No me dieron razón de aquella chica que perdí en la estación de San Antonio. Quedé con algo de ella y quería entregárselo: un asombrado y sincero piropo y, quizás, si las cosas iban bien, una promesa de devoción eterna. "(E.P.)

La Profecía (4)




Última sección (esta en baja resolución) del tríptico que Beautiful ofrece a sus visitantes para descarga e impresión en gran formato. Obra de Aymeric Giraudel. La obra completa, un banquete onírico, quedaría así. ¡Que aproveche!

jueves, 24 de enero de 2008

La Profecía (3)

Como lo anunciaba Beautiful, hoy han publicado la segunda parte del tríptico La Profecía, un trabajo de siete meses de Aymeric Giraudel, en el que participaron 35 modelos profesionales y amateurs, con influencia y colaboraciones de Les Farfadais y de Nick Beyeler.

miércoles, 23 de enero de 2008

La profecía (2)


A propósito de la Profecía que publiqué hace poco, el blog Beautiful ha comenzado a regalar a sus visitantes con el tríptico de este hermoso proyecto artístico de Aymeric Giraudel, que ofrece la posibilidad de imprimirse en gran tamaño y alta resolución.


viernes, 18 de enero de 2008

El Amor en los Tiempos del Cólera

Sé que es muy difícil llevar a la pantalla de cine la literatura de Gabriel García Márquez. Él es un escritor que puede producir en el lector múltiples sensaciones, desde el "olor de la guayaba" de su Aracataca natal, el color de "ojos de perro azul", las plumas de "un hombre muy viejo con unas alas enormes" y la enigmática belleza post-mortem del "ahogado más hermoso del mundo". Todo sin que el lector proteste, sin que sienta que le están alterando su adquirida noción de la realidad. Cosas de lo que han llamado Realismo Mágico.


Pero parece que el cine, con todos sus efectos especiales, no ha podido acertar recreando sus obras. Muchas cosas aparecen artificiales, como si los cuentos y novelas del premio Nobel colombiano hubieran sido creadas sólo para la lectura, ese acto personal en el cual uno se mete a imaginar con el autor, creando en la mente cada escena y cada personaje. Me pasó eso con El Amor en los Tiempos de Cólera, en la versión cinematográfica recién estrenada. A lo mejor el problema está en la dificultad para alejarme de las imágenes que tenía en la mente, creadas por la lectura de hace muchos años en mi época universitaria. Quizás porque en el fondo esperaba a los actores hablando en castellano con acento costeño (del de Cartagena de Indias), no en inglés. La verdad es que esperaba más, insisto, porque llevaba a la sala el texto y las imágenes visuales metidas en la cabeza.


Pero si me quitase ese "prejuicio", hubiera visto una bella historia de amor, de esos amores resistentes a los daños y a los años. Una peli para verla tomado de la mano de alguien que te gusta, deseas o quieres. Una peli que me emocionó por ver en ella esas "callecitas de Cartagena llenas de historia", ese majestuoso río Magdalena, ese verde abrumante de las sierras de los Andes, esas casonas coloniales con sus patios, sus fuentes y su misterio. Una película a la que se le pueden excusar alguno que otro error "histórico", porque las cumbias y la hermosa voz y composiciones de Shakira (otra colombiana universal) hacen que el corazón sienta que la pasión no muere.


Apartes de un documental emitido en "Señal Colombia" sobre la vida de uno de los mejores escritores (vivos) del mundo. 2007

miércoles, 16 de enero de 2008

¡Basta ya!

"No es el dolor físico el que me detiene, ni las cadenas en mi cuello lo que me atormenta, sino la agonía mental, la maldad del malo y la indiferencia del bueno".

Coronel Luis Mendieta, secuestrado hace 9 años


Farc han destruido a decenas de poblaciones colombianas.
Farc tiene secuestrada a Ingrid Betancourt y a cientos de personas más.
Farc son repudiados por Colombia entera.
Farc han asesinado a decenas de miles de colombianos en 40 años.
Farc masacran familias enteras y las desplazan de sus tierras.

Por eso quiero unirme a la propuesta de movilización mundial de protesta contra las Farc. Mi aporte, de momento, será divulgar esta convocatoria a través de este medio. Será el lunes 4 de febrero a las 12 del día (hora de Colombia), en distintos puntos del mundo. Y mi ánimo de divulgarlo es por los cientos de personas que están privadas injustamente de su libertad, especialmente aquellas de las que tanto se han olvidado, porque no son políticos, o familiares de políticos, o no tienen acceso a los medios de comunicación ni a los gobiernos extranjeros, o no tienen apellidos famosos. En fin, me acuerdo especialmente de aquel campesino anónimo, del pequeño empresario, del que cometió el error de prestar el único teléfono del pueblo a un supuesto "informante"... También por aquellas madres, padres, parejas, hijos familiares y amigos que siguen rezando, pidiendo, implorando, que ese hueco que han hecho en sus vidas sea llenado de nuevo con el regreso con vida de sus seres queridos. Y lo hago también porque, como tantos, quiero un ¡BASTA YA! de ríos de sangre y de odio en mi querida Colombia.

La información completa se encuentra en internet en http://www.colombiasoyyo.org/index.html.

martes, 15 de enero de 2008

Amor Gay (2) A propósito de salir del closet

Esta carta me la envió J.F.O., en respuesta al texto de Arturo Pérez Reverte. Como siempre, batallador, claro, e indiscutible. Gracias, O., Amigo.

Me hiciste acordar de una situación bastante simpática en la que me vi envuelto las navidades pasadas. Estaba celebrando con mis amigos bogotanos (la familia Cuecha) que son un montononón. Uno de los hermanos (y su familia) vinieron desde la Florida para pasar la temporada con el resto de la familia (por ende, no nos conocíamos). En cualquier momento de la fiesta, alguien me preguntó que me había regalado Corey de Navidad, y yo les dije que un viaje a Disney y a los Estudios Universal. Las otras, admiradas y boquiabiertas, no podían dejar de alabar el tipo de suerte que yo tengo. En esas, se nos unió a la conversación el tipo este de la Florida y preguntó que de qué estábamos hablando. Lola, una mexicana muy querida, le respondió: "es que el novio le regaló un viaje a Disney". El otro, incrédulo, preguntó: "¿el novio de quién?" Y Lola, sin modular palabras, simplemente me señaló a mi con su dedo. El estúpido rolo este, sin poder creer que las otras estuvieran hablando tan tranquilamente con y acerca de un MARICA, no supo más qué decir que: "pero cómo te atreves a decir que él es... bueno, tú sabes. No es posible; si él es colombiano". ¡Qué ha dicho este pendejo! A mí me hirvió la sangre de inmediato, lo miré directo a los ojos y le dije con una sonrisa irónica de esas que solo las locas (y la Monalisa) sabemos dar: "No le de miedo; puede decir maricón, cacorro, homosexual, gay... lo que quiera. Y sí, eso soy. Ah, y también soy colombiano y tengo muchos amigos colombianos que también son maricas, por si usted no sabía que en Colombia hay maricas". La sala se llenó de silencio, y el otro se puso rojo como un tomate; se puso de pie y se retiró a otro lugar de la casa. Los demás, volvimos a la normalidad como si nada. Más tarde, le dije a una de sus hermanas que me parecía el colmo de la ignorancia que el otro pensara que en Colombia no hay maricas. Y las otras no hicieron más que reírse de su tonto hermano.

Cuando el artículo habla de salir del closet como una bestia, como Rambo o como Alien, me hizo recordar este incidente. Así es que se sale del closet, para dejar a los otros sin argumentos. El problema está en que cuando somos adolescentes no tenemos el valor ni el cinismo necesario para confrontaciones de este tipo. Por eso es que es tan doloroso y traumático abrir la puerta del closet.

J. F.O.

(Ilustración Glen Hanson)

Amor Gay (1)

Nunca antes me había fijado en la cantidad de parejas homosexuales que se ven paseando por Venecia. Los encuentras caminado por los puentes, a la orilla de los canales, cenando en los pequeños restaurantes del casco viejo. No suele tratarse de dúos espectaculares, sino todo lo contrario: gente discreta, tranquila, a menudo con aspecto educado. Mirando a los demás aprendes cantidad de cosas, y en el caso de estas parejas siempre me encanta sorprender sus gestos comedidos de confianza o afecto, el reparto convencional de roles que suele darse entre uno y otro, la ternura contenida que a menudo sientes flotar entre ellos, en su inmovilidad, en sus silencios.

Pensaba en todo eso el otro día, a bordo del vaporetto que cubre el trayecto de San Marcos al Lido. Sobre la laguna soplaba un viento helado, los pasajeros íbamos encogidos de frío, y en un banco de la embarcación había una pareja, hombre y hombre, cuarentones, tranquilos. Se sentaban muy juntos, apoyado discretamente un hombro en el del compañero, en un intento de darse calor. Iban quietos y callados, mirando el agua verdegris y el cielo color ceniza. Y en un momento determinado, cuando el barco hizo un movimiento y la luz y la gama de grises del paisaje se combinaron de pronto con extraordinaria belleza, los vi cambiar una sonrisa rápida, fugaz, parecida a un beso o una caricia.

Parecían felices. Dos tipos con suerte, pensé. Aunque sea dentro de lo que cabe. Porque viéndolos allí, en aquella tarde glacial, a bordo del vaporetto que los llevaba a través de la laguna de esa ciudad cosmopolita, tolerante y sabia, pensé cuántas horas amargas no estarían siendo vengadas en ese momento por aquella sonrisa. Largas adolescencias dando vueltas por los parques o los cines para descubrir el sexo, mientras otros jóvenes se enamoraban, escribían poemas o bailaban abrazados en las fiestas del Instituto. Noches de echarse a la calle soñando con un príncipe azul de la misma edad, para volver de madrugada, hechos una mierda, llenos de asco y de soledad. La imposibilidad de decirle a un hombre que tiene los ojos bonitos, o una hermosa voz, porque, en vez de dar las gracias o sonreír, lo más probable es que le parta a uno la cara. Y cuando apetece salir, conocer, hablar, enamorarse o lo que sea, en vez de un café o un bar, verse condenado de por vida a los locales de ambiente, las madrugadas entre cuerpos Danone empastillados, reinonas escandalosas y drag queens de vía estrecha. Salvo que alguno -muchos- lo tenga mal asumido y se autoconfine a la alternativa cutre de la sauna, la sala X, la revista de contactos y la sordidez del urinario público.

A veces pienso en lo afortunado, o lo sólido, o lo entero, que debe de ser un homosexual que consigue llegar a los cuarenta sin odiar desaforadamente a esta sociedad hipócrita, obsesionada por averiguar, juzgar y condenar con quién se mete, o no se mete, en la cama. Envidio la ecuanimidad, la sangre fría, de quien puede mantenerse sereno y seguir viviendo como si tal cosa, sin rencor, a lo suyo, en vez de echarse a la calle a volarle los huevos a la gente que por activa o por pasiva ha destrozado su vida, y sigue destrozando la de los chicos de catorce o quince años que a diario, todavía hoy, siguen teniéndolo igual que él lo tuvo: las mismas angustias, los mismos chistes de maricones en la tele, el mismo desprecio alrededor, la misma soledad y la misma amargura. Envidio la lucidez y la calma de quienes, a pesar de todo, se mantienen fieles a sí mismos, sin estridencias pero también sin complejos, seres humanos por encima de todo. Gente que en tiempos como éstos, cuando todo el mundo, partidos, comunidades, grupos sociales, reivindica sus correspondientes deudas históricas, podría argumentar, con más derecho que muchos, la deuda impagada de tantos años de adolescencia perdidos, tantos golpes y vejaciones sufridas sin haber cometido jamás delito alguno, tanta rechifla y tanta afrenta grosera infligida por gentuza que, no ya en lo intelectual, sino en lo puramente humano, se encuentra a un nivel abyecto, muy por debajo del suyo. Pensaba en todo eso mientras el barquito cruzaba la laguna y la pareja se mantenía inmóvil, el uno contra el otro, hombro con hombro. Y antes de volver a lo mío y olvidarlos, me pregunté cuantos fantasmas atormentados, cuántas infelices almas errantes no habrían dado cualquier cosa, incluso la vida, por estar en su lugar. Por estar allí, en Venecia, dándose calor en aquella fría tarde de sus vidas.



Arturo Pérez-Reverte

lunes, 14 de enero de 2008

Las despedidas

Para Jordi, Amn y Fer.

Alguna vez leí que las despedidas son diferentes según el lugar. Una cosa es aquella romántica de las películas donde los amantes se besaban y decían adiós en el andén del viejo tren de vapor. Otra, la despedida en el aeropuerto, más fría, como plastificada, separados por la cristalera de la sala de espera. Seguro que en todas hay lágrimas. Unas por el amor que se va (así sea temporalmente). Otras por el pariente que emigra a buscar otras oportunidades. O porque no se sabe cuándo volveremos a la tierra propia.

En estos días he experimentado una sensación especial con esto de las despedidas. Viene en autobús una entrañable amiga a pasar la Nochevieja conmigo. Feliz encuentro, abrazos y besos de bienvenida y de despedida. Un par de fines de semana después recibo la visita de un amigo que huía del stress de la gran ciudad y quería al menos "desconectar" por un fin de semana. Gratas compañías las de ambos. Tranquilidad, conversación y confidencias sosegadas, afecto mutuo, paseos por los pocos oasis de esta ciudad. Pero todo se termina. Vuelve el síndrome de domingo por la tarde. Ya viene la semana con sus agobios. Y hay que volver a casa.

Ellos vuelven a la suya, metidos en un autobús casi cuatro horas. Yo vuelvo a la mía, paso entre paso, desde la estación. La despedida allí, sincera, entrañable, con el abrazo y la sonrisa amiga. Pareciera que nos volveremos a ver muy pronto, quizás en unas horas. Pero lo profundo viene después, cuando decido postergar el regreso a casa, para no sentir que allí no hay nadie. Para no sentir tanta soledad. Para no echarme a llorar. Para no sentir que he perdido a alguien.

Siempre queda el amoroso sonido del móvil que anuncia un mensaje de texto: "Ya he llegado. Gracias y hasta la próxima". Y siempre tengo los pasos sabios al rinconcito de quien me recibe advirtiendo que "no tengo nada qué ofrecerte", olvidando que siempre me ha dado lo que me hace falta: Su abrigo en el mismo centro de mi corazón.
(Foto de Olivier Rieu)

domingo, 13 de enero de 2008

Soy leyenda

El sábado fui al cine con un amigo a ver una película de ciencia ficción, de lo más clásico en el imaginario nortamericano. Soy Leyenda (I am Legend), protagonizada por Will Smith, no sale del conocido tópico del estadounidense (mejor si es de raza negra) que salva el mundo. Pero como el cine no deja de ser entretenimiento, este filme puede verse como algo divertido, con sus efectos especiales (New York deshabitada es un poema visual), los sustos que provoca y algún mensaje humanista que salva el tema.

Robert Neville está bañando a su perra “Sam” mientras escucha “Three little birds”, composición de Bob Marley, con una letra que dice algo así:

Don’t worry about a thing
‘Cause ev’ry little thing gonna be alright
Singin’, “Don’t worry about a thing,
‘Cause ev’ry little thing gonna be alright.”
Rise up this morning,
Smiled with the rising sun
Three little birds pitch by my doorstep
Singin’ sweet songs of melodies pure and true
Sayin’, “This is my message to you”
Que traducido sería:
No te preocupes por nada
Por que todo va a ir bien
¡Cantemos! No te preocupes por nada
Por que todo va a ir bien
Me levanté esta mañana…
Sonriéndole al sol que se levantaba
Y tres pequeños pájaros se posaron en mi puerta
Cantando canciones dulces y melodiosas de pureza y verdad
Diciendo “Este es mi mensaje para ti”

La canción aparece en diferentes momentos de la película, recitada como un mantra por el protagonista, incluso tiene un momento en que trata de explicar quién es Bob Marley tarareando una de sus canciones. Las alusiones al rastafari son continuas, con frases de sus canciones, especialmente una de “Pass it on” que dice: “What’s in the darkness must be revealed to light” que traducido libremente sería: "lo que está en la oscuridad debe ser mostrado a la luz”. (Me encontré estos datos aquí).

En otro momento, el protagonista cuenta una anécdota de la vida de Marley, cuando fue baleado y a los dos días estaba actuando en un escenario. Al preguntarle por qué, el artista contestó: "La gente que trata de hacer que este mundo sea un sitio peor no se toma ningún día libre. Yo tampoco". Esta frase, que en la cinta es también la razón de ser del protagonista, es, en mi concepto, lo que salva la película.

Cosas que uno ha leído o escuchado


"Mis ojos son una quimera de mi imaginación".

"El verdadero infierno es una vida desgraciada".

"Un lugar a donde vamos todos no puede ser malo".

"Tú me enseñaste lo único que no debo olvidar: A no rendirme".

"Lo que existe en nuestra mente es verdadero, aunque la gente no lo crea".

"Las buenas personas acaban en el infierno porque no se perdonan a sí mismas".

"Eres tan maravillosa que un hombre preferiría el infierno sólo por estar contigo".

"A veces cuando se pierde, se gana".

"Lo que muchos consideran imposible es lo que nunca han visto".

"Toda una vida es sólo un latido en el cielo. Después nos encontraremos todos.


"Lo que quiero ahora es tu cuerpo, ahora.
Ser tu dueño, ahora.
Ser tu esclavo, ahora.
Y atarlo, ahora.
Y adorarlo, ahora."
(Mónica Naranjo).




"Tenía miedo a morir.
Ahora no.
Tengo más miedo
a lo que les pasa a los que viven".
(Oído en la tele).

viernes, 11 de enero de 2008

El Pilar en bata de casa


¿La Pilar está en harapos? ¿Tiene frío y no acaba de cubrirse? ¿Se acicala y la hemos pillado en ropita de casa? Sus velos me insinúan a una mujer que corre de la habitación al cuarto de baño, en paños menores, buscando sus maquillajes, la ropa, para "arreglarse" y salir. O para esperar a alguien que viene a verla. (¡Llegó una visita y yo en esta facha!).

La basílica del Pilar de Zaragoza es quizás el edificio más emblemático de la ciudad. Hace poco le limpiaron la cara a una de sus torres y ahora la pondrán con la limpieza necesaria para recibir a millones de visitantes que vendrán a verla por la ExpoAgua 2008. Nos aguantaremos verla en bata de casa durante unos meses. Pero queremos verla guapa, limpia y "compuesta" no sólo cuando vienen de fuera.

jueves, 10 de enero de 2008

De Rabiosamente Azul a Tristemente Gris

Los cielos rabiosamente azules de Zaragoza se han vuelto grises. Aunque el invierno también tiene su belleza, al menos para aquellos que le sacan el gusto a los cielos plomizos, a la niebla, a ver la luz de las 11 de la mañana igual que a la de las seis de la tarde.


Camino a orillas de mi amado río Ebro, el que pasa silencioso a espaldas de la Basílica del Pilar. ¡Es todo tan gris! A veces uno se siente así, gris, silencioso, sin nada que decir, sin entender nada. Por encima de aquellos puentes zaragozanos pasan miles de personas y muy pocos reparan en las aguas que pasan debajo. Muchos iremos por la calle, rumiando pesares, y pocos se darán cuenta de las lágrimas que llevamos en la cara.


Dicen que uno no se baña dos veces en el mismo río. ¡Y uno es tan cambiante y pasa por tantas cosas en la misma ciudad! A veces vamos tan felices bañados por el sol que nos muestra cielos azules, y otras veces nos cubrimos para no sentir el frío del invierno (aunque el verdadero frío esté más adentro de la piel).




Pero la vida es como el río. Va fluyendo. A veces corre. A veces se serena. Mirarla desde fuera, como miro al Ebro, en ocasiones nos alegra y otras nos deprime. Hoy es uno de esos días. De los grises, de los nublados (por la niebla y por las lágrimas). Solo eso. Ya pasará. Al menos eso deseo.

miércoles, 9 de enero de 2008

Son las cosas del amor...

Mientras hablábamos de sus penas de amor, un bloguero paisa, Monchis, me presentó esta maravillosa composición del bogotano Andrés Cepeda, uno de los nuevos talentos de la música colombiana. Esta canción me revolvió sentimientos que estaban guardados en el fondo de un baúl, que a su vez apilo en el trastero del alma. Son ese tipo de emociones que uno guarda (como guarda objetos) sin saber por qué ni para qué. Pero lo que no se puede negar es que la vivencias grandes, intensas, no se destruyen: como la energía, simplemente se transforman. Y espero que el Amor que tengo guardado, disponible, el que no recibieron (porque no querían o no podían o les dio miedo), sea rescatado, sacado a la luz y bien recibido. Para no quedarme con lágrimas en los ojos y humedad en el corazón, cuando escuche una simple melodía.

Canción: Si fueras mi enemigo

Álbum: Para Amarte Mejor

Intérprete: Andrés Cepeda

(nominado al Grammy latino 2007)

martes, 8 de enero de 2008

Cuestión homosexual

¿Importa?


Mi padre preguntó: ¿eres gay?
Yo pregunté: ¿importa?
Dijo: no, no realmente.
Le dije que sí, lo era.
Y dijo: !fuera de mi vida!
Creo que sí importaba.
Mi jefe preguntó: ¿eres gay?
Yo pregunté: ¿importa?
El dijo: no, realmente no.
Yo le dije: sí, lo soy.
Me dijo: estás despedido.
Creo que sí importaba.

Mi amigo preguntó: ¿eres gay?
Yo dije: ¿importa?
Dijo: no, en verdad no.
Dije: sí.
Me dijo: no me llames tu amigo.
Creo que sí importaba.

Mi pareja preguntó: ¿me amas?
Le pregunté: ¿importa?
Me dijo: sí.
Le dije: sí, te amo.
Y dijo: déjame abrazarte.
Por primera vez en mi vida, algo importaba.

Dios me preguntó: ¿te quieres?
Le dije: ¿importa?
Él dijo: sí.
Y dije: ¿cómo puedo quererme si soy gay?
El dijo: así es como te hice.
Desde entonces nada volvió a importar.

Profecía

He encontrado este trailer por azar (como muchas cosas por la blogosfera). Me gustó por su estética, por su música y por el título.

Sin más comentarios.

lunes, 7 de enero de 2008

Mi mamá decía...

(El siguiente texto me lo envió mi mamá, recortado de El Colombiano, de los Coloquios de J.M. Una de las características de mi madre es su innata capacidad de reírse hasta de sí misma. Siempre ha sido una "gozona" de la vida. Y otra de las cosas que más extraño y disfruto es un correo suyo, a la antigua, con cartas escritas poco a poco, a mano, terminadas siempre con un chiste y acompañadas con hermosos recortes de los periódicos. Como este.)

¿Ese es el ejemplo que le está dando a sus hermanos?

¡Ustedes me van a volver loca!

Esa amistad nada que me gusta...

¡Como aquí tienen a la sirvienta que les hace todo!

Usted qué cree, ¿que esto es un hotel?

¿Eso es lo que les enseñan en el colegio?

Ese cuarto suyo parece un chiquero.

No hay como el "Hotel Mama"...

¡Ah, usted verá!

Se lo dije... Para qué no me hizo caso...

Vaya primero pregúntele a su papá a ver qué dice.

Me hace el favor y le dice a su amigo que se baje y timbre, que esto no es un "drive-in" para estar pitando.

Es que es igualito a su papá...

Mijo, ¿Usted si se persigna y reza al levantarse?

Todo lo que me he sacrificado por ustedes y mire cómo le pagan a una.

Usted no se manda solo; cuando trabaje y se mantenga, hablamos.

Uno les contesta al teléfono y ni siquiera dicen buenos días o por favor.

Pero si se acaban de ver, no entiendo por qué siguen hablando por teléfono.

Cuando tengan hijos se van a acordar de mí.

Porque soy su mamá, ¡Y punto!

domingo, 6 de enero de 2008

Subrayados 11. El Diario de JL

Mis subrayados en
"El Diario de JL"
de Alex Rei.
(Ganador del VII Premio Odisea, 2005)

Los polvos que nunca se echan son más románticos y tienen el encanto del regalo empaquetado que nunca has abierto. Tienen el atractivo de la ilusión. Cuando se echan, ay, cuando se echan, comienza la desilusión...

Los chicos pijamitas son esos a los que te apetece abrazar, llevártelos a la cama, ponerles un pijamita y acostarlos no sin antes darles un beso en el culete.

...pese a todo no estoy tan loco. Un poco puta, pero loca no.

La validez de las críticas depende de la calidad de quienes las hacen.

Cuando nos colgamos por una persona y nos dejamos humillar estamos cayendo en una patología, porque es un dolor, un daño que nos deja señal.

El masoquismo está bien cuando es una puesta en escena, un juego de excitación, cuando no deja marcas ni físicas ni psicológicas, pero sobre todo éstas. Y las obsesiones dejan marcas en nuestra mente.

...cuando te deja el marido porque se ha muerto o porque se va con otra, que para el caso es lo mismo, te quedas perdida, sin rumbo, sin orientación, como vaca sin cencerro (...) Y así andamos, sin duda, a los que nos dejó el novio ya hace mucho y vamos dando tumbos de amante en amante, de cama en cama, de brazos de desconocido en brazos de desconocido, como auténticas vacas sin cencerro(...) La inocencia es irrecuperable, su abandono no tiene camino de vuelta: así que seguiré dando tumbos, buscando sin encontrar, como vaca sin cencerro.

Uno siente atracción por lo que no ha visto y le gustaría ser, o por la gente de la que ha estado rodeado toda su vida y acaba por despreciar.

... el apasionado, el que sufre la pasión siempre mendiga instantes, sonrisas, segundos.

...hay gente que compensa la ausencia de músculo con el exceso de simpatía.

...las pieles suaves ayudan a hacer menos dolorosos los roces de las almas.

...las huidas de uno mismo son las peores porque nunca se llevan a cabo.

La bondad de los desconocidos hay que aceptarla como lo que es, como bondad de quien no conoces y no vas a conocer.

...hay que tener por lo menos una pasión en la vida para sentirse vivo.

(...) El hombre es un ser extraño, de desencuentros y no correspondencias.

Llega un punto en el que la búsqueda del amor verdadero es algo inútil. Porque no existe. O porque si existe, el camino es demasiado empinado para seguir adelante. Y, sin embargo, hay un fondo de esperanza que nunca se pierde y que nos hace perserverar. Ahora, como en el bolero de Chavela, es el momento de volver a brindar con extraños, de pasar las noches en las barras de bares bebiéndome la melancolía y las penas (...) si la vida fuera como en las películas, huyendo de mi vida me chocaría con el amor verdadero. Pero la vida no es como en el cine, a veces es mejor y a veces, peor. Pero puede pasar y eso lo que al final nos mantiene vivos.

El amor para serlo tiene que ser irracional. Si uno introduce cálculos estratégicos pasa a convertirse en un contrato.

El exilio y el desarraigo no son cuestión de localización geográfica. El desarraigo es un estado del alma. Hay gente que vive en miles de ciudades y nunca es un exiliado. Y gente que quizás no sale de su pueblo y siente y sufre el desarraigo como el que más. El exilio nace de la adolescencia, del afán por buscar un lugar en el mundo acorde con las expectativas. El exilio es la búsqueda constante de la adolescencia conforme pasan los años de la vida. Es la elección de un sitio y no resignarse a quedarse en el lugar que el azar te asignó.

Y los exiliados sólo concebimos las relaciones a distancia porque son que no nos atan a una ciudad y, en cierto sentido, tampoco a una persona.

Pero de alguna manera todos los que hemos vivido épocas de desesperanza, los que conocimos una pasión irracional pero incontrolable, los que hemos pensado muchas veces si merece la pena escribir nuestras vidas en la forma en que lo estamos haciendo, los que no podemos tomar una decisión sin cuestionarnos si está o no bien tomada, los que dudamos de todo, hasta de lo que estamos profundamente convencidos, los que coqueteamos más de lo debido con el alcohol, que hemos reflexionado hasta la extenuación sobre porqué somos como somos, los que nos hemos dejado arrastrar por noches desordenadas sin saber en qué cama amanecíamos (pero eso sí, cuando lográbamos regresar a casa ponemos la lavadora para intentar con ese gesto establecer una disciplina al caos cotidiano), los que no recordamos con cuántos hombres nos lo hemos hecho pero algunos se nos han quedado marcados aunque ellos nunca supieran cómo nos llamamos, los que hemos huido de la soledad en saunas para encontrar todavía más incomunicación, que aspiramos a recuperar un tiempo perdido que nunca volverá y por eso anhelamos apresarlo en la compañía de quienes todavía disponen de él, no podemos dejar de entender y sentirnos identificados con esas cuatro mujeres sumergidas de lleno en la crisis de los cuarenta (...) releyendo ese libro (Atlas de Geografìa Humana, de Almudena Grandes) me he dado cuenta de que todas las crisis son lo mismo y tienen igual origen. Todas nacen de nuestro rechazo frente a la realidad y de nuestro esfuerzo por creer todavía que los sueños son posibles.

Cuando el morbo se esfuma es ya sólo recuperable en las imágenes de los recuerdos.

Yo no quiero llegar a casa sin que me apetezca, ni quiero explicar lo que he hecho todo el día. No quiero ser maestro de perversiones y sentirme perverso. No quiero tener que acordar la serie de la tele que tenemos que ver ni hablar si me apetece estar en silencio. No quiero irme de vacaciones contigo quince días a Berlín, porque quince días no los aguanto con nadie y Berlín es una ciudad estupenda para zorrear en solitario. No quiero mantener conversaciones serias por teléfono y no poder guarrear por el auricular si no te tengo cerca. No quiero estar todo el rato serio porque a mí me gusta reirme de mí mismo y de esta vida. No quiero seguir puteando y no quiero un novio estable. Quiero ser libre y no quiero el libertinaje de mi soltería. No te quiero, NN, porque no me quiero. Y porque no me quiero no te quiero.

No esta mal de vez en cuando conformarse con el sabor de unos labios sin necesidad de bajarse los pantalones.

Siento una atracción mortal por el peligro... el peligro de quedarte enganchado a un cabrón que sabes con seguridad que te lo hará pasar mal(...)

...de alguna manera todos nos enganchamos del que peor nos trata ya que, al final, lo que existe es la pasión peligrosa, que lo es precisamemte porque nos puede destruir y llevar hasta la propia muerte, y lo otro, son parejas que funcionan más o menos bien cuyo éxito reside en que su relación es más contractual que otra cosa, como si montaras un bar con unos socios. Luego existen también parejas que aparentan ser contractuales pero son del primer tipo: hay un apasionado sufriente y doliente, y un castigador, un sádico que tortura finamente... las relaciones, o son sadomasoquistas o no son. Y la pasión, la fuerza arrasadora del deseo, la sientes sólo cuando ocupas el rol perdedor.

Y no hay cosa que más merezca la censura que el miedo a vivir, que pasar por esta existencia de puntillas, en un vagón de metro cotidiano y ordinario. Pero también sé que el camino del peligro, de la pasión y de la destrucción es demasiado doloroso. Y me debato, discuto comigo mismo (...) aspirando a cruzármelo en una esquina, mientras me hago un tour por todos los antros donde es probable que me lo encuentre, para conseguirlo finalmente y quedarme petrificado por la atracción y el temor al peligro.

Uno debe entrar en las relaciones por la cama. Y es curioso la de veces que nos acostamos con gente que casi antes de quitarnos la ropa ya sabemos que no, ellos no son el destino que buscamos (...) Hay, en cambio, otras ocasiones en las que antes de desnudarnos, de conocer si existe correspondencia, sabemos que esa persona nos va a cautivar definitivamente.

Quizá esto no sea más que un amor de verano... Sin embargo, tengo también la sensación de que NN es un sendero, un sendero a recorrer que, como todos, tendrá un final, pero demasiado hermoso como para dejar de recorrerlo. Es un camino abierto y los caminos abiertos siempre hay que seguirlos. Hay que correr ese riesgo porque en eso y no en otra cosa consiste estar vivo.

sábado, 5 de enero de 2008

¿Dónde moriremos?

Según informaron los noticieros, Cristina, una mujer valenciana de 41 años y maestra de primaria murió en Madrid tras caerle encima un escudo de cemento que se desprendió desde 30 metros de altura del edificio de una conocida aseguradora -qué ironía-. Cristina siempre había querido visitar Madrid y cumplir el rito de nochevieja de comerse las uvas en la Puerta del Sol. Este año, ella y una amiga suya, Pilar, cumplieron ese deseo pero el "azar" le dio otro final a la historia, cuando la víctima y su amiga paseaban por la calle de camino al Museo Reina Sofía, justo la víspera de regresar a su ciudad. El accidente ocurrió justo en el lugar donde salen a fumar los trabajadores de la empresa y no afectó a ninguno de ellos (no se ha informado si estaban allí o no) ni a la compañera de la víctima.

Sara, la madre de un antiguo amigo, era quien surtía de arepas a muchas casas y negocios de Medellín. Con su trabajo hasta altas horas de la madrugada, se ayudaba a sostener a su familia. Siempre estaba en la labor: la casa, los hijos, los nietos, los amigos de sus hijos. Para todos siempre tuvo un plato de comida, que milagrosamente hacía "rendir" para todos. Su generosidad y humildad siempre me emocionó porque me recordaba una especie de "multiplicación de los panes y de los peces". Como es común en historias de inmigrantes, su hijo menor -el antiguo amigo- vino a España, luego la madre de sus nietos, que quedaron a su cuidado. Hasta que pudieron "traérsela" a Zaragoza. Aquí vi a Sara feliz, acoplada, sin quejarse de calor ni de frío y desbordando tanta energía como cuando la conocí, tanta que seguía con su negocio de las arepas por los locutorios de la ciudad. Un día volvió a Medellín, "solo de vacaciones" y a celebrar los 15 años de su nieta menor. Dos días después de su llegada, falleció de un ataque cardiaco.

¿Quién habría de pensar que Cristina, la valenciana, no regresaría a su ciudad después de cumplir un sueño? Posiblemente Sara, la antioqueña, nunca se imaginó que tomaría un avión para regresar a dejar sus huesos en su tierra y no en la que estaba tan feliz en sus últimos años. Y luego dicen que la muerte le busca a uno. Pienso que uno va a donde tiene que morir. Un poeta decía: "... es triste no saber a dónde vamos al morir". Pero tampoco sabemos dónde moriremos.

"La muerte está tan segura de su victoria,
que nos da toda una vida de ventaja"