jueves, 27 de septiembre de 2007

Acercando orillas... "desde la puta mierda". 1

"Acercando orillas" es el nombre de una convocatoria de un concurso de narrativa sobre experiencias migratorias en Zaragoza. Hace unos días terminó el plazo de entrega de trabajos. No participé porque no me sentía a gusto escribiendo ex profeso sobre el tema y quizás porque me daba (y me da) un poco de miedo enfrentarme a la verdad de esta vivencia vital. Prefiero hacerlo ahora, quizás porque hoy hace siete años renuncié a un estilo de vida, a una actividad profesional, a una ciudad, a unos amigos y a una familia por venir a España detrás de un sueño. Aunque decir que renuncié a ellos no es del todo cierto, porque siguen siendo míos. Digamos que los aparté por hacer lo que el corazón me dictaba y siempre he creído que eso es lo que hay que hacer.


En aquel entonces, en el último año del siglo XX ("cambalache, problemático y burlón"), recibí las respuesta a una solicitud de visado de residencia y trabajo ante la Embajada de España. Estaba cansado no del trabajo, pero sí de la rutina, de contratos de cuatro meses, dos al año, escaso sueldo y pocas oportunidades de cambio. Un amigo de toda la vida, que se había instalado en Europa hacía varios años, me tendía una mano con una oferta de trabajo. Antes de tres meses debía estar en España tramitando mis papeles. Le pedí a Dios que si no era de mi conveniencia me presentara los obstáculos y que pudiera entender el mensaje. Pues no los hubo. Así que renuncié a 17 años de trabajo como profesor de Fotografía y Comunicaciones en el Instituto de Bellas Artes, vendí cuatro o cinco cosas de valor (como mi cámara fotográfica) para completar el valor del billete de avión; tiré a la basura papeles, cartas, recortes, recuerdos, trapos; asistí a más de una despedida; derramé muchísimas lágrimas; metí en una maleta la ropa, los cedés, los cuadernos de recortes que llevo desde la adolescencia; me despedí de Medellín desde uno de sus cerros después de recorrer su área metropolitana de norte a sur; abracé a mi madre y lloré en el regazo de la abuela que pronosticó nuestro siguiente encuentro en el cielo y comencé con otra persona la aventura de "hacer una nueva vida". Era el 28 de septiembre de 2000. Diez horas de vuelo después, aunque ya era 29, llegamos al aeropuerto de Barajas, con el corazón latiendo acelerado en la cola de inmigración, emocionados ante la visión de una escultura de Botero, parodiando mentalmente a la ópera Evita: "¡Hola, Madrid, ahora vas a ver de lo que es capaz una gran estrella!". Ya estábamos en España. Y dispuestos a enfrentar el reto.

(Esta historia continuará)


"La negrita, desde la puta mierda". Así firma los e-mails un amigo que hace ocho años (o más) se fue a los Estados Unidos a hacer un postgrado y se ha quedado acumulando conocimientos, experiencias, vivencias y demás... pero sigue sintiéndose en la puta mierda, ese lugar del mundo muy pero muy distante de donde uno quiere estar o de donde uno cree y siente que pertenece.

La fotografía de este post es de Brent Dundore, bajada de internet, supongo que de libre circulación.

5 comentarios:

  1. Muy teso, pero muchas felicitaciones!!!!!! Dios lo pone en el lugar donde uno debe estar, a veces duele dejar las cosas más importantes (para ese momento), pero tarde o temprano entenderá que ha sido lo mejor o eso era lo que tenía que pasar para recibir otras cosas nuevas.
    Al igual que tú vivi una experiencia muy similar cuando me vine a estudiar a Medellín, dejando atras una tierra querida, una familia y unos amigos y demas cosas gratas y no gratas, pero al fin al cabo vale la pena y hoy, puedo mirar a atras, y decir, gracias Dios por mostrarme y permitirme recorrer el camino.Espero la continuación, por lo pronto te mando un caluroso saludo desde Medellín, cuidate y mi Dios te bendiga, cordialmente, IDOR.

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  2. Siete años menos una semana después cenábamos arepas, patacones, guacamole y hogao regados de vino y risas. Nos acogiste y nos (re)descubriste esos sabores apartados.

    Aquellas peripecias trajeron estas otras. No sé si aquel era tu lugar, ni si lo es este, ni si existe el lugar. Sólo sé que hace una semana me sentí en casa. Y espero que, al menos por un rato, tú también.

    Un beso emocionado.

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  3. Espero impaciente tu segunda parte.

    Un saludo

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  4. Ya no se si leer esa segunda parte, ya sabes cuanto significo para mi que te hubieses ido, por que igual que para ti, para los que nos quedamos tambien fue volver a comenzar, volver a comenzar si ti...

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  5. Que me has matado, Turo. Y si, todavia me siento asi. Aqui, en la puta mierda.
    Y te sigo leyendo....

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